13 abril 2008

LA ARQUITECTURA NEOCLÁSICA

EL RETORNO DEL CLASICISMO


John Wood, el joven: "Creciente real" (1767-1774). Bath, Inglaterra.
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Por una vez, debo confesar que no me encuentro ante mi estilo arquitectónico favorito, precisamente. Pero en fin, no estaría bien saltarnos unas referencias sobre esta arquitectura que se halla en nuestros programas de estudio sólo porque al autor no le llame mucho la atención este estilo. En realidad, el neoclasicismo arquitectónico no viene a aportar muchas ideas novedosas al campo de la construcción, sino a retomar un tema que ya se había planteado durante el Renacimiento: la recuperación de los ideales estéticos de la Antigüedad clásica.

Robert Smirke: "Fachada del Museo Británico" (1823-1847). Londres.

Este segundo renacer de lo clásico en arquitectura tiene lugar a comienzos del siglo XVIII, al hilo de dos fenómenos que se producen en la primera mitad de la centuria. De una parte, el descubrimiento de los conjuntos arqueológicos de Pompeya y Herculano; de otra, un cierto cansancio de la estética barroca, evolucionada en algunos casos hacia el rococó en lo que a los repertorios decorativos se refiere. Ello no obstante, la arquitectura barroca se mantuvo con fuerza conviviendo con la neoclásica, de lo que dan buena fe las numerosas construcciones que en ese estilo se levantaron aún durante el siglo XVIII en nuestro país.

El interés por lo clásico explica la proliferación de edificios que presentan fachadas con frontones triangulares sostenidos por columnas al modo griego, pero no se renuncia a los logros constructivos de épocas anteriores, con lo que resulta frecuente la aparición de airosas cúpulas, continuadoras de los modelos levantados durante el Renacimiento y el Barroco. La decoración brilla ahora por su ausencia, quedando relegada sobre todo a los tímpanos de los frontones. Igualmente, y al modo romano, resurgen ahora las columnas conmemorativas y los arcos de triunfo, mientras que las puertas monumentales son un trasunto de los propileos de la acrópolis ateniense.

Carl Langhans: "Puerta de Brandenburgo" (1791). Berlín.
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Así pues, pureza de líneas, austeridad decorativa e intención deliberada de continuar los planteamientos grecorromanos serían los ingredientes de esta arquitectura neoclásica que surgió en Francia y pronto comenzó a proliferar en los principales países europeos. Venía a coincidir en el tiempo, sin ser una simple coincidencia, con la difusión de las ideas ilustradas. Lo demuestra el hecho, por ejemplo, de que en este estilo predominen los edificios de carácter civil sobre los de tipo religioso.

Pierre Contant d'Ivry y Guillaume Couture: "Iglesia de La Madeleine" (1764-1806). París.

William Henry Playfair: "Real Academia de Escocia" (1822-1826). Edimburgo.

En consecuencia, el cambio en lo que a los gustos constructivos hace referencia no debe considerarse como un mero vaivén estético. Al contrario, debemos insertarlo en la profunda renovación de las mentalidades que se produjo en el periodo de crisis del Antiguo Régimen, cuando las preferencias artísticas hasta entonces imperantes en los estamentos privilegiados (nobleza y clero) comienzan a ser desbancadas por las de otros grupos emergentes, el de esos ilustrados que acabarían por abrir las puertas a la llegada de la burguesía a la Historia. Eso explica la prolongada duración de la arquitectura neoclásica a lo largo del siglo XIX, en la época de desarrollo de las revoluciones liberales. Cuestión de gustos.

Leed un breve resumen sobre la arquitectura neoclásica en la enciclopedia libre universal, que podéis completar con las informaciones de la Wikypedia inglesa. Y en esta página teneís un repertorio de imágenes de edificios del siglo XVIII.

7 comentarios:

Sarinsky dijo...

Mi punto débil....el período Neoclásico,me encanta la "pureza" que representa,ya que el arte griego y romano son todo un ejemplo a seguir!!
Fantástico post!!

P.D: y que pasa con el Museo del Prado? también sería un buen ejemplo.

Saludoss!!

Juan Diego Caballero dijo...

Sarita, sobre gustos no hay nada escrito. Respecto al Museo del Prado, sólo he querido poner imágenes del neoclásico europeo. Más adelante ya trataremos el español.
Saludos cordiales
JDC

Sarinsky dijo...

Perdóname pero no se que has querido decir con lo de que "sobre gustos no hay nada escrito".
Podías aclararme la duda y asi asi te digo que es lo que me gusta de este período tan fascinante.

Saludos

Juan Diego Caballero dijo...

Pues sólo que me llama la atención, Sarita, que te guste el Neoclasicismo arquitectónico. No es de mis estilos preferidos. A mi no me transmite casi nada. Por eso lo de los gustos.
Saludos cordiales
JDC

Anónimo dijo...

Parece un estilo muy grandioso, como hecho para primir al hombre que se ve abajo tan pequeño, tan nada, mientras el edificio despierta en él la idea de ser algo diminuto en un organismo mayor, y le insufla una vena nacionalista, todo muy del XIX, ¿no?
En fin, me dejaré de onanismos mentales. ¿Qué tal un post sobre el constructivismo ruso?
Estuve en París hace nada. Vi la iglesia de Madeleine. Bueno, y todo lo demás. Y di a mi padre clases particulares de arte, jeje, así que he recordado cosillas.
Saludos.

Juan Diego Caballero dijo...

Hola, Julia, viajera. Veo que compartimos gusto sobre el neoclásico y también sobre el constructivismo ruso. Trataré de complacerte en unos días. Paciencia y saludos cordiales.
JDC

temistoclespianista dijo...

tu blog me está ayudando mucho para la asignatura de arte de la titulación de historia. Muchas gracias la mejor página que he visto en español de arte. =)

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