En el 25 aniversario de la caída del Muro de Berlín realizamos un recorrido alrededor del Mundo por algunas de las principales paredes que han servido de soporte al Arte. De la prehistoria a nuestros días visitamos quince lugares que han dejado huella en la historia de la pintura mural.
Cuevas de Altamira (España)
A pocos
kilómetros del núcleo urbano de Santillana del Mar (Cantabria) se encuentran
las cuevas de Altamira, que encierran una magnífica colección de pinturas y
grabados rupestres prehistóricos. En sus techos y paredes aparecen
representados animales y figuras antropomorfas así como dibujos abstractos.
Realizadas en tonos ocres, negros y rojos, las pinturas están trazadas con el
realismo habitual del arte paleolítico de la zona franco-cantábrica. La
extraordinaria belleza del conjunto, hoy Patrimonio de la Humanidad , ha llevado a la
cueva a ser calificada como la Capilla Sixtina del arte prehistórico. Una
denominación que no se le queda corta a uno de los mejores ejemplos pintura
rupestre del mundo.
Palacio de Cnosos (Grecia)
En Creta, la
isla más grande de Grecia, se localizan los restos del Palacio de Cnosos. Erigido en torno al 2000 a .C. y reconstruido
hacia 1700 a .C.
el palacio es el símbolo más representativo de la cultura minoica, una
civilización que se desarrolló cientos de años antes de que Homero narrara en la Ilíada el final de la Guerra de Troya. En el
palacio se conservan diversos murales que son, tanto por su antigüedad como por
su calidad artística, unos de los más impresionantes de la Grecia antigua. En una de
las estancias del conjunto se halla el Fresco de la Taurocatapsia, que
representa los juegos de carácter socioreligioso que realizaban los jóvenes
cretenses con toros, animales con connotaciones sagradas. También destacan los
frescos de los delfines, unas coloridas pinturas que reflejan el efecto del
movimiento de estos animales en el mar.
Pompeya (Italia)
El 24 de agosto
del 79 d.C las cenizas del Vesubio sepultaron la ciudad de Pompeya y provocaron
la muerte de parte de la población. La erupción del volcán detuvo el tiempo en
este rincón del Imperio romano, entonces gobernado por Tito. Pompeya y la
vecina Herculano quedaron ocultas, pero en el siglo XVIII fueron
redescubiertas. Desde entonces los trabajos arqueológicos han sido constantes y
han ido revelando cómo era la vida en las urbes romanas en el siglo I. En las
paredes se han conservado muchos de los murales que decoraban viviendas y
edificios públicos. Las pinturas pompeyanas son de estilos diversos y
representan múltiples motivos, que van de lo mitológico a lo erótico. Llaman la
atención, por sus temas y por su colorido, los frescos de La Villa de los Misterios.
Cuevas de Mogao (China)
En el noroeste
de China, no muy lejos de la antigua ciudad de Dunhuang las Cuevas de Mogao
acogen cerca de 500 templos budistas construidos entre el siglo IV y el XIV.
Estos santuarios subterráneos están profusamente decorados con pinturas murales
que ocupan más de 4500 metros
cuadrados y conforman, junto miles de estatuas, uno de
los conjuntos artísticos budistas más impresionantes. Los dibujos, realizados
en tintas negras y rojas, se han deteriorado notablemente con el paso de los
años, pero en la actualidad se realizan en las cuevas trabajos de conservación.
San Vital de Rávena (Italia)
La iglesia de
San Vital de Rávena terminó de construirse en el año 547 durante el gobierno
del emperador Justiniano, que había llevado las fronteras del Imperio bizantino
hacia la Península Itálica. Sus muros recogen una colección de exquisitos
mosaicos magníficamente conservados. Destacan los dos paños que representan a
Justiniano y a su mujer Teodora, acompañados de sus séquitos, realizando una
ofrenda en el propio templo. Curiosamente ninguno de los dos visitó la ciudad
de Rávena.
Qusair Amra (Jordania)
Durante el
califato de Walid I (705-715), de la dinastía de los Omeyas, se levantó en el
desierto oriental de Jordania un pequeño castillo que sirvió como residencia
estival de la familia real. Sus muros se
adornaron con frescos que muestran escenas de bailes, animales, imágenes de
reyes extranjeros o personificaciones de la Poesía o la Historia. Además hay
inscripciones en árabe y en griego que nos muestran la vinculación que todavía
se mantenía entre la Antigüedad y el mundo islámico. El arte helenístico se
deja ver por última vez en las magníficas pinturas de este modesto edifico
Omeya. El castillo de Qusair Amra es una
pequeña joya perdida en la inmensidad del desierto jordano.
Bonampak (México)
A mediados del
siglo XX los indígenas lacandones informaron a dos investigadores sobre la
existencia de una antigua ciudad maya escondida en la frondosidad de la selva
que habitaban. Se trataba de Bonampak,
un conjunto urbano erigido entre el 580 y el 800 cuyo nombre proviene de un
vocablo maya que significa "muros pintados". El nombre no es casual
pues el templo de la ciudad alberga en su interior una gran colección de
murales que han convertido al yacimiento en uno de los más importantes Mesoamérica.
Las pinturas parietales, datadas en 3l 790, parece que fueron realizadas por un
maestro que contó con la ayuda de otros dos artistas. Los murales representan
rituales, ceremonias y escenas de guerras en las que se intuye un posible
sacrificio de prisioneros. Los murales de Bonampak son una excelente forma de
conocer el estilo de vida de la corte maya.
San Clemente de Tahull (España)
En la iglesia
románica de San Clemente de Tahull (1123), situada en el Valle del Bohí, en la
provincia de Lérida, diversos artistas anónimos trabajaron para vestir sus
muros con pinturas de carácter religioso. Destaca el Pantocrátor del ábside
central. Este Cristo en Majestad bendice al espectador con una de sus manos
mientras que con la otra sostiene un libro en el que se lee “Ego Sum Lux Mundi”
(Yo soy la luz del Mundo). La imagen está flanqueada por cuatro ángeles que
portan los símbolos de los evangelios y en una franja inferior aparecen varios
santos y la Virgen. La obra representa de manera gráfica un pasaje del
Apocalipsis de San Juan. Las pinturas originales fueron trasladas al Museo
Nacional de Arte de Cataluña y en la iglesia de Tahull se conserva una copia de
éstas.
Basílica de la Santa Croce (Italia)
El genial
artista italiano Giotto di Bondone (1267-1337), precursor del Renacimiento
italiano, realizó en la basílica de la Santa Croce de Florencia un ciclo de
pinturas murales con escenas de las vidas de San Juan Bautista, San Juan
Evangelista y San Francisco de Asís. En ellas Giotto prestó especial atención a
la perspectiva, el color, el volumen y el dramatismo. En la basílica, en la que
también se pueden admirar trabajos de artistas como Cimabue, Donatello o
Brunelleschi, el autor francés Stendhal sufrió vértigo y palpitaciones al
presenciar tantas obras de arte en un mismo lugar. Desde entonces este fenómeno
se conoce como Síndrome de Stendhal.
La Capilla Sixtina (El Vaticano)
Miguel Ángel
realizó en la Capilla Sixtina uno de sus trabajos más extraordinarios. Durante
dos etapas bien diferenciadas se encargó de la decoración pictórica de los
techos y paredes de esta estancia vaticana. En un primer momento trabajó sobre
la bóveda y las paredes laterales. En estos espacios representó escenas del Génesis
y de la salvación del pueblo de Israel. Además añadió imágenes de sibilas,
profetas entronizados y ancestros de Cristo e innumerables figuras de ángeles o
geniecillos. Varias décadas después realizó la pintura de la pared del altar en
la que representó el Juicio Final siguiendo un estilo manierista que diferencia
este trabajo del que había realizado años antes en la misma sala.
Residencia de Wurzburgo (Alemania)
Esta residencia
palaciega, situada en la región de Baviera, fue erigida como residencia para
los obispos de la ciudad de Wurzburgo. En su construcción participaron grandes
arquitectos y artistas entre los que destacaba el pintor italiano Tiepolo, una
de las principales figuras del arte rococó. Tiepolo realizó entre 1752 y 1753
en la zona de acceso al palacio el que probablemente sea el mayor fresco del
mundo. En él representó al obispo a través de los cuatro continentes hasta
entonces conocidos.
Muralismo Mexicano (México)
Hacia 1920, tras
el fin de la revolución mexicana, el nuevo gobierno encargó a artistas jóvenes
la realización de murales en diversos edificios públicos del país. Con esta
medida se iniciaba la corriente artística conocida como Muralismo Mexicano.
Principalmente estas pinturas tenían como fin difundir la identidad nacional
forjada tras la revolución. Los autores, entre los que destacan Diego Rivera, David
Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, tienen influencias de la pintura
europea del momento pero utilizan materiales diferentes. Durante más de treinta
años se desarrollaron estos trabajos de pintura mural que hoy constituyen un
hito en la Historia del Arte de México.
Murales de Belfast y Derry (Irlanda del Norte)
A finales de la
década de los sesenta del siglo XX se inició en Irlanda del Norte un largo y
duro conflicto armado de carácter etnopolítco que hundía profundamente sus
raíces en la Historia. Unionistas y republicanos se enfrentaron durante décadas
con el objetivo de imponer un determinado status político en el territorio
norirlandés. Las paredes de las dos grandes ciudades de la zona, Belfast y
Derry, sirvieron de soporte para murales en los que ambos bandos plasmaban sus
ideas y lanzaban sus consignas. En 2007, y tras años de negociaciones, se puso fin a la lucha armada, pero los murales
aún se conservan y son un reclamo turístico del que dan buena cuenta los
taxistas, que realizan tours por ambas ciudades explicando qué significan esas
pinturas de las paredes.
El Muro de Berlín (Alemania)
La noche del 9
de noviembre de 1989 caía el Muro de Berlín que había separado la capital
alemana desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Los berlineses consiguieron demoler
esa maldita frontera de hormigón y alambre que los había dividido durante años.
Sin embargo algunos tramos aún se conservan. Uno de ellos, situado al Este de
Berlín, sirvió de soporte a un buen número de artistas de muchos países que a
partir 1990 transformaron esa zona de la ciudad en una galería de arte al aire
libre, la East Side Gallery. En diferentes estilos los pintores realizaron
murales en los que criticaban la división de Alemania durante el período de La
Guerra Fría (1945-1989). Como ya se dijo en este blog una vez “Así es nuestra
historia: hay quienes levantan muros para tratar de separarnos, quienes se
atreven a derruirlos con la fuerza de las ideas y quienes los transforman en
arte”.
Banksy (Reino Unido)
Banksy es uno de
los mejores artistas callejeros del momento. Aunque su identidad real se
desconoce, este gaffitero británico ha realizado trabajos alrededor de todo el
planeta haciendo crítica mordaz al sistema capitalista. Banksy combina la pintura
de aerosol con el uso de plantillas creando un estilo fácilmente identificable.
Sus obras, aunque consideras por algunos como vandalismo, son un gran ejemplo
de arte urbano. Muchas de sus pinturas se han vendido por miles de dólares y
sus graffitis se respetan por orden municipal en varias ciudades. Y es que
Banksy ha conseguido llevar el arte callejero a las galerías de arte.