Una de las novedades que se produjeron en la escultura renacentista italiana del siglo XV fue el empleo de un tipo de retrato que no se empleaba desde la época romana. Se trata de la representación ecuestre de los denominados condottieros. Con esta palabra se suele designar a un personaje militar. de rango elevado, que actúa como mercenario al servicio de una determinada ciudad, poniéndose para ello al frente de las tropas que ha reclutado. Verdaderos señores de la guerra, los condottieros son un producto de los siglos bajomedievales, que proliferaron sobre todo en la Italia del siglo XV, dada la atomización del espacio político. Frecuentemente miembros de familias de la nobleza, algunos de ellos alcanzaron fama y honores y merecieron que fuesen representados en esos gigantescos retratos a los que nos referimos.
Retrato ecuestre de Marco Aurelio (173). Roma.
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Pero, efectivamente, el retrato ecuestre se había abandonado tras la época romana y, de este modo, los precedentes más próximos se encuentran en las estatuas de emperadores, la más conocida y completa de las cuales es la famosa de Marco Aurelio a caballo, una obra a tamaño natural, realizada hacia el año 173 y que durante siglos estuvo expuesta a la pública mirada en la plaza del Capitolio en Roma. Es en ella en la que se inspiran los escultores italianos del Quattrocento para crear sus propios modelos, una interesante variante de la plástica renacentista. Entre esos modelos, dos esculturas ecuestres en bronce son especialmente destacables.
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De un lado nos encontramos el retrato de Erasmo de Narni, más conocido por el sobrenombre de Gattamelata. La escultura fue realizada por Donatello (1386-1468) entre los años 1447 y 1453, para ser colocada en la plaza existente ante la basílica de San Antonio, en Padua, donde aún sigue. La obra es al mismo tiempo el sepulcro del Gattamelata, lo que explica la altura del conjunto, que alberga la cámara mortuoria. Vemos en la escultura como el personaje avanza a caballo portando el bastón de mando en su mano derecha y ciñendo al cinto una espada, mientras su mirada se pierde en el horizonte. Todo aquí refleja serenidad y equilibrio. Es más, algunos elementos remiten a la retratística romana, como el interés por captar la psicología del personaje, o la propia coraza que éste porta. Parece como si Donatello hubiese puesto todo su interés en dotar al condottiero de dignidad y majestuosidad, elementos que se trasladan también al propio caballo, uno de cuyos cuartos delanteros apoya sobre una bola de bronce, material en el que está elaborada toda la escultura.
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De otro lado, si desde Padua nos trasladamos a Venecia, podremos admirar allí el retrato ecuestre de Bartolomeo Colleoni, realizado por Andrea Verrochio (1435-1488) a partir de 1479 y que, por la muerte del artista, debió finalizar su discípulo Alessandro Leopardi, cumpliendo así un encargo de la República de Venecia, como había ocurrido también en el caso de la escultura anterior. Pero en esta ocasión las características son bastante diferentes. Frente al aire pausado del Gattamelata, el Colleoni rebosa dinamismo: su cuerpo está levemente girado y su propia actitud, así como los rasgos de su rostro, rebosan energía. El carácter militar del personaje se ve reforzado por el casco que cubre su cabeza; el pecho henchido, cubierto por una armadura sin decoración, refuerza la actitud. Por su parte, el caballo del guerrero levanta su cuarto delantero izquierdo al aire, sin apoyo alguno, continuando la actitud de movimiento y dinamismo que rebosa la obra.
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En fin, han pasado bastante más de 500 años desde que se erigieron esas esculturas y ahí siguen en sus respectivas plazas las imágenes de esos guerreros a caballo, de estos mercenarios levantados a varios metros del suelo, para recordarnos que el arte se ha detenido a lo largo de la historia, innumerables veces, en representar a aquellos cuyo cometido era administrar la muerte de sus semejantes como forma de alcanzar la paz. Curiosa paradoja.
Si os interesa saber más sobre los caballeros de fortuna, esta página italiana está por completo dedicada a ellos. Además, podéis consultar más datos sobre Erasmo de Narni, el Gattamelata, en la página que le dedican los habitantes de su ciudad natal. La Wikipedia española tiene, por su parte, un buen artículo sobre el Colleoni. Pero, sobre este condottiero, no dejéis de visitar la web dedicada a la restauración de la escultura, con informaciones diversas, algunas fotos y un interesante vídeo.
8 comentarios:
Impagable la información que aportas, como siempre.
El lunes tengo el examen, como único tema el Renacimiento. A ver qué tal, porque es una época que me gusta especialmente, ya que da mucho juego para la Historia.
Pues que salga bien ese examen, jdsa. Saludos cordiales.
JDC
Lástima que no hubo nada acerca de Condotieros :( :D
Pero había algo de Miguel Ángel (su Virgen de la Escalera), y ahí me pude explayar como merece un genio...
Diego, hay una expo de fotografia en el museo picasso de malaga que me encantaria visitar, a ver si puedes tú..
También he visto que la tate modern tiene otra sobre duchamp, man ray picabia, y en junio viene a barcelona..
oye, igual te apetece ver esto:
http://brassplate.blogspot.com
http://decabezaenlapiscinadehockney.blogspot.com
un abrazo
me encantaria ver a todos los caballero delgado
Hola, U minúscula. Qué de tiempo sin tener contacto contigo; me alegro de leerte por aquí. Algo sabía de la exposición de Málaga, pero de las otras ni idea. Respecto a ese encuentro con los C.D. ya sabes que estás invitada a perpetuidad. Ponte de acuerdo con tu colega y vente cuando mejor te parezca. Por otra parte, gracias por esos enlaces. Tú, mientras llega el encuentro, cuídate mucho. Saludos cordiales
JDC
Quería felicitarle por la página que ha creado, muy interesante y útil para estudiantes de 2º de bachiller. Gracias por un trabajo tan esforzado.
Me veo obligada a señalarle una errata en su texto sobre los condottieros, donde se lee "enchido" en lugar de "henchido". Entendiendo que con su labor se afana en contribuir a elevar el nivel cultural y abrir las mentes de los estudiantes, estoy segura de que no querrá confundirlos en lo que a la ortografía respecta.
Con el mayor respeto, le doy las gracias de nuevo.
Estimado(a) C.: muchas gracias por sus palabras. Efectivamente, si escribo "enchido" es que estoy utilizando el portugués, lengua en la que ese término viene a significar "embutido", que no es obviamente el uso que quería dar al vocablo. De manera que no hay más que aceptar el error, renoconocer el lapsus y devolver esa H a donde debe estar. ¡Mira que repaso los textos! pero esta vez (como en otras ocasiones) se me fue el santo al cielo.
Saludos cordiales
JDC
mama mia que violada mañana...
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