Imaginemos por un momento una situación del todo imposible: estamos combatiendo con nuestro ejército contra un poderoso enemigo y parece que la suerte va decantándose de nuestro lado. Pero tenemos un elemento en nuestra contra: no podemos combatir en la oscuridad y la noche ya se nos viene encima, de modo que la victoria corre un serio peligro.
Así que en esta tesitura nos encomendamos a la Virgen María y le solicitamos que detenga el recorrido del sol en su camino hacia el ocaso, que alargue el día hasta que hayamos vencido en el combate. La Virgen se apiada de nosotros y, finalmente, podemos saborear nuestro triunfo.
Así que en esta tesitura nos encomendamos a la Virgen María y le solicitamos que detenga el recorrido del sol en su camino hacia el ocaso, que alargue el día hasta que hayamos vencido en el combate. La Virgen se apiada de nosotros y, finalmente, podemos saborear nuestro triunfo.
Cuenta la leyenda que una cosa así le sucedió al gran maestre de la Orden de Santiago Pelay Pérez Correa hacia 1247, luchando contra los musulmanes en las montañas de la Sierra Morena del sur de Extremadura, cerca de la localidad de Calera de León (Badajoz), cuando la corona castellana, en manos de Fernando III, se disponía ya a afrontar la reconquista del bajo valle del Guadalquivir, que se remataría con la toma de Sevilla en 1248. La encomenación a la Virgen, bajo la fórmula de "Santa María, detén tu día", surtió el milagroso efecto y el maestre pudo acabar aquella jornada disfrutando de su victoria sobre los musulmanes.
No querría, desde luego, el maestre santiaguista que un milagro así, y su propia victoria, quedasen en el olvido. De modo que para conmemorar tan excepcional acontecimiento dispuso la construcción de una ermita en el punto más elevado de aquellas montañas, a 1104 metros de altitud. Curiosamente, no faltan historiadores que estiman que la leyenda es muy posterior a la muerte del maestre, ocurrida en 1275, ya que no debió surgir hasta bien entrada la primera mitad del siglo XIV. No obstante, la construcción de una iglesia en la segunda mitad del siglo XIII es cosa segura: aparece citada en las cantigas de Alfonso X. Además, allí están depositados los restos de Pérez Correa, trasladados a este lugar a comienzos del siglo XVI.
Para entonces el primitivo edificio mudéjar había experimentado una considerable transformación, en el mismo estilo, al objeto de convertirlo en un monasterio santiaguista, levantado en mampostería y ladrillo. A la iglesia de tres naves se le añadieron en la cabecera sendas capillas funerarias laterales, levantadas con bóvedas de arista sobre trompas, en las que se dispusieron enterramientos de algunos maestres de la orden. A comienzos del siglo XVI se adosó al templo un pequeño claustro mudéjar de ladrillo, con aljibe central y organizado en dos alturas. El ritmo compositivo se confía a la diferencia en el tipo de arcos (de medio punto peraltado en la planta baja y escarzanos en la superior) y a su variación en número (cuatro abajo y cinco arriba, todo ellos con alfiz). En ambos casos los soportes son pilares octogonales.
En época más tardía aún se rehizo la iglesia, hasta darle su actual aspecto de una única nave, cubierta con bóveda de cañón. Sin embargo, se respetó la cabecera, con lo que las capillas laterales, que sorprenden por su amplitud, quedaron inalteradas. En el presbiterio se encargó un retablo de azulejería, que llevó a cabo el famoso ceramista Niculoso Francisco Pisano. Pero esta obra es digna de un texto en exclusiva. Lo dejamos para mañana, porque ya el sol ha llegado al final de su recorrido y a diferencia de lo que ocurrió en Tentudía, aquí no se detiene y desaparece en el horizonte. Los milagros no son cosa cotidiana.
En esta página sobre Calera de León hallaréis informaciones e imágenes sobre el monasterio de Tentudía, al igual que en esta otra. Ved también esta ficha del centro Virtual Cervantes. Por último, debéis saber que Pérez Correa era portugués. Sobre él, y sobre otros como él que trabajaron para la corona de Castilla, mi maestro Miguel Ángel Ladero, (a quien rindo homenaje) escribió este texto: "Portugueses en la frontera de Granada", descargable aquí en PDF.
2 comentarios:
Me ha gustado mucho esa forma de terminar tu entrada, con esa alusión a la cotidianidad de los milagros que me ha traido a la memoria a El Greco, que pensaba justamente lo contrario. Saludos.
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