A lo largo de todo el siglo XX la Bauhaus fue probablemente el intento más interesante de concebir el Arte de forma completamente integral. Una Escuela que dirigieron, nada más y nada menos, que Walter Gropius y Mies van der Rohe, hasta que la barbarie del nazismo acabó por clausurar un centro que se basaba, antes que en cualquier otro precepto, en la libertad de creación. El tiempo pasó, pero ni la Bauhaus fue olvidada ni sus planteamientos cayeron en saco roto: en 1960 se llevó a cabo, en la ciudad de Darmstadt, la creación del primer archivo de la institución, que logró reunir un importante número de objetos creados por profesores y alumnos de la Escuela y un amplio conjunto de documentos sobre su trayectoria, además de una biblioteca de más de 30.000 volúmenes.
Aquella iniciativa debía haberse completado con la construcción de un edificio propio que sirviese como sede del archivo, para lo cual se encargó un proyecto, precisamente, al arquitecto Walter Gropius, quien fue el creador y primer director de la Escuela. Desafortunadamente, una serie de dificultades impidieron llevar a cabo aquella idea y no fue hasta años más tarde cuando el proyecto de Gropius se hizo realidad en la ciudad de Berlín, nueva sede del archivo, si bien con algunas modificaciones respecto a los planos originales.
Planta baja (izquierda) y alzado (derecha) del conjunto. Berlín.
La personalidad del conjunto se ve grandemente reforzada por la disposición de las cubiertas de ambos edificios principales que evocan formas propias de las arquitecturas industriales. En concreto, cada edificio se organiza en una serie de módulos bien diferenciables en sección, cada uno de los cuales presenta en su parte superior un perfil de cuarto de círculo, que queda acristalado en su totalidad por la cara sur, al objeto de proporcionar abundante luz natural a los espacios interiores, mientras la cara norte se cierra por completo. Conforme a los preceptos más básicos de la arquitectura racionalista, el edificio carece de cualquier elemento de carácter decorativo y deviene en un puro ejercicio de exaltación de las formas.
Ya en su interior, el recorrido permite al espectador asomarse de manera directa a muchas de las principales realizaciones de la Bauhaus, entre ellas aquellos objetos que, basados en la pureza de líneas y en la exquisitez del diseño, pretendieron revolucionar muchos aspectos de la vida cotidiana, haciendo realidad el principio de que la forma sigue a la función. En este caso, contenedor (el edificio) y contenidos (los objetos allí expuestos) se combinan a la perfección. La maestría de Gropius, nada menos.
Hay poca información en Internet (y en español) sobre este edificio. Destacan el contenido de esta Wiki de arquitectura y los datos de esta Web. El propio archivo-museo dispone de una excelente página, en la cual pueden obtenerse informaciones diversas (en inglés y alemán).
De este modo, a fines de 1979 pudo finalmente inaugurarse el nuevo archivo-museo Bauhaus, en un conjunto que sin ser de grandes dimensiones muestra una gran originalidad en su concepción. Se organiza en dos edificios de dos plantas, dispuestos en paralelo y unidos entre sí por una estructura intermedia y por diversas plataformas. Hay también una rampa de grandes dimensiones que facilita el acceso desde el nivel inferior al superior y sirve al mismo tiempo como elemento estructurador del conjunto.
La personalidad del conjunto se ve grandemente reforzada por la disposición de las cubiertas de ambos edificios principales que evocan formas propias de las arquitecturas industriales. En concreto, cada edificio se organiza en una serie de módulos bien diferenciables en sección, cada uno de los cuales presenta en su parte superior un perfil de cuarto de círculo, que queda acristalado en su totalidad por la cara sur, al objeto de proporcionar abundante luz natural a los espacios interiores, mientras la cara norte se cierra por completo. Conforme a los preceptos más básicos de la arquitectura racionalista, el edificio carece de cualquier elemento de carácter decorativo y deviene en un puro ejercicio de exaltación de las formas.
Ya en su interior, el recorrido permite al espectador asomarse de manera directa a muchas de las principales realizaciones de la Bauhaus, entre ellas aquellos objetos que, basados en la pureza de líneas y en la exquisitez del diseño, pretendieron revolucionar muchos aspectos de la vida cotidiana, haciendo realidad el principio de que la forma sigue a la función. En este caso, contenedor (el edificio) y contenidos (los objetos allí expuestos) se combinan a la perfección. La maestría de Gropius, nada menos.
Hay poca información en Internet (y en español) sobre este edificio. Destacan el contenido de esta Wiki de arquitectura y los datos de esta Web. El propio archivo-museo dispone de una excelente página, en la cual pueden obtenerse informaciones diversas (en inglés y alemán).
3 comentarios:
Me ha alegrado mucho leer este comentario, por razones diversas que no vienen al caso.
Gropius me encanta. Su arquitectura me parece muy poética: un verso que se repite, como un estribillo.
Y a mi me ha alegrado mucho también leerte por aquí, directora. Además de lo que dices, la arquitectura de Gropius es de una elegancia suprema, como lo era el propio personaje. Un abrazo, JDC
Yo estuve allí con tan mala suerte que fui el único día que el museo estaba cerrado, baje por esa rampa de la foto con mi bicicleta
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