Debatíamos el otro día en clase sobre la utilidad del mudéjar para dar respuesta a las necesidades de la arquitectura popular e indicábamos cómo en ello residía el éxito de este arte que había logrado pasar a la América hispana y, lo que es más sorprendente, mantenerse en muchas de las soluciones que aún hoy en día se emplean en la arquitectura de los núcleos rurales andaluces.
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Como este último hecho pareció asombraros, traigo aquí dos muestras de esta pervivencia de lo mudéjar en pleno siglo XXI, recogidas recientemente por mi en una visita a la localidad de Paymogo (Huelva), fronteriza ya a la raya portuguesa, junto a la ribera del Chanza y donde una saga de Moriñas mantiene la querencia a la tierra de sus mayores.
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Observad estas dos fotografías de viviendas de la citada localidad. En la primera podemos apreciar claramente cómo en una remodelación de la casa se mantiene una fachada con elementos clásicos interpretados de manera popular; esas hermosas pilastras que enmarcan una puerta de madera. Muy probablemente tales elementos decorativos eran originariamente de ladrillo y debían insertarse en el conjunto de un muro de tapial. La reforma ha consistido en enfoscar todo el paramento, buscando darle mejor resistencia al deterioro. En la segunda fotografía podemos ver ya finalizado el resultado de un proceso semejante en otra vivienda de Paymogo. Los elementos decorativos y ennoblecedores de la fachada se pintan convenientemente, para que resalten dentro del conjunto, que se deja en color blanco.
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Pero es que en esta localidad me encontré con un buen número de viviendas que mostraban esa pervivencia de los repertorios mudéjares. Dos elementos son comunes en ellas: de una parte, la idea de que a la parte central de la fachada (correspondiente a la misma portada) ha de dársele una consideración especial, recuperando motivos clásicos, lo que nos indicaría usos mudéjares ya propios de la Edad Moderna, una vez desarrollado el Renacimiento. De otra parte, el empleo del ladrillo como material básico para armar la decoración de la fachada, anque luego se recurra a encalarlo una y otra vez. Tomamos allí unas fotos apresuradas que os dejo aquí. Son testigo de los que comento. Bien harán los paymogueros en mantener este repertorio de fachadas. Siglos de historia y arte popular pueden leerse en ellas.
2 comentarios:
Juan Diego,
¿Eran este tipo de fachadas modelo de las casas más sencillas de estilo mudejar en la península?
Es que me sorprende la sencillez de las mismas en contraposición de la rica ornamentación de la arquitectura mudéjar Toledana que nos mostraste a través de la iglesia de Santiago del Arrabal o incluso la riqueza del mudejar en Aragón.
Un saludo.
Hola, Mar: este tipo de fachadas es relativamente frecuente en poblaciones rurales del Andévalo y la Sierra onubenses. También las he visto en pueblos de la comarca de Llerena, en la provincia de Badajoz. No creo que podamos hablar tanto de un modelo como de una imitación, a escala popular, de paradigmas arquitectónicos más desarrollados en ambientes urbanos. Aquí por tanto, podemos emplear el término de mudejarismo en el sentido de que ese estilo artístico vino a dar respuesta a las necsidades de unas comunidades de escasos recursoe económicos.
Por otra parte, la sencillez que indicas es de una gran belleza, ¿no te parece? Quien sabe la de siglos por los que esas humildes fachadas han pasado por manos de distintos propietarios que las han ido respetando generación tras generación, muchas veces inconscientes tal vez del patrimonio que atesoraban.
Saludos cordiales
JDC
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