Hace algo más de un siglo, un millonario norteamericano pone sus ojos en España. Quiere reunir obras de arte de nuestro país y organizar con ellas una colección monográfica que acabará cuajando en la creación de la Hispanic Society of América, con sede en Nueva York. Fue así como Archer Huntington llega a la península y comienza a satisfacer su afán coleccionista. Si algo le sobra, es dinero. En la provincia de Sevilla toma contacto con un inglés, George Bonsor, quien lleva ya unos años asentado en Andalucía dedicado a las excavaciones arqueológicas. Además, ha adquirido un castillo en la localidad de Mairena del Alcor y necesita grandes fondos para restaurarlo. De manera que el inglés acaba por vender al norteamericano muchos de los objetos que ha localizado en sus excavaciones, distribuidos en varios lotes. Todo ello, con el trasfondo de una legislación del país, que no prohibía la exportación de obras de arte. Ahora, parte de esos fondos de la Hispanic Society regresan provisionalmente a España, de donde jamás debieron salir, formando parte de una exposición itinerante con el poco afortunado título de "El tesoro arqueológico de la Hispanic Society of America".
Acudo a visitar en Sevilla la exposición y me doy allí de bruces con los famosos marfiles de Bencarrón, que Bonsor encontró en la necrópolis de ese nombre, situada en la comarca de Los Alcores, entre Alcalá de Guadaira y Mairena del Alcor (provincia de Sevilla): un conjunto de veinte estructuras tumulares, en su mayor parte de incineración. En 1895 Bonsor excavó uno de aquellos túmulos y localizó bajo él una fosa escalonada cuya cubierta se cerraba con una losa. En su interior se encontraron seis placas de marfil que originalmente debieron formar una pequeña caja en la que se depositarían las cenizas del cadáver. Se les asigna una cronología de fines del siglo VII a comienzos del VI a.C. Haber visto estas piezas tantas veces en fotografías no resta ni un ápice de emoción a su contemplación en directo.
Ahora puedo ver la famosa placa en la que se ha grabado la escena de un guerrero con rodilla en tierra que lucha con un león, mientras tiene tras sí a un grifo que parece protegerlo. Indudablemente, el artista no era de mucho mérito. Probablemente un indígena tartésico que seguía, tal vez sin ser muy consciente de ello, modelos procedentes del Próximo Oriente, traídos hasta aquí por los fenicios. Nuestro guerrero, que vemos de perfil, se viste con una túnica de manga corta, sujeta por un ceñidor en la cintura, y se cubre la cabeza con un casco empenachado. Su armamento se compone de una lanza que apunta al león y un escudo circular. Tanto la túnica como la forma de la barba recuerdan a precedentes sirios. Me admiran el pequeño detalle de la solitaria flor de loto que brota del suelo, en medio del combate, o el giro de la cabeza del león, cuyas fauces abiertas nos permiten ver la lengua. Hay quien opina que en realidad lo que vemos es una alusión simbólica a un proceso de iniciación real mediante el cual un personaje importante acababa convertido en una divinidad dominadora de la naturaleza. Pero yo creo que el artesano eborario que grabó la escena no pensaba en nada de eso. Cumplía con un encargo, si no es que repetía un modelo que ya se sabría casi de memoria.
Es curioso. Hace unos 2600 años una persona de cierta importancia murió en un poblado situado en las inmediaciones de Sevilla. Sus familiares procedieron a su sepelio según la costumbre local. Incineraron el cadáver y depositaron las cenizas en una cajita de marfil, que colocaron al fondo de una fosa sobre la que levantaron un túmulo. Dos mil quinientos años después un inglés localiza los marfiles y los vende a un rico norteamericano, que pagó por las seis placas 2100 pesetas de las de entonces. Me recuerda a las prácticas colonialistas de la época. Sólo que en España había entonces un gobierno que se regía por una constitución. ¿O tal vez éramos una colonia y nuestro patrimonio podía expoliarse legalmente?
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En la Biblioteca Virtual Cervantes podéis descargaros este amplio artículo sobre "el marfil en la Antigüedad" y este otro sobre "Las necrópolis protohistóricas de Los Alcores", donde se da cuenta de los marfiles de Bencarrón, sobre cuya excavación en 1895 se ofrecen curiosos datos en este blog.
11 comentarios:
¿Hasta cuándo está la expo? Qué bien escribes. Te sigo.
Koyita (cuídame a Cántabro)
koyosán: creo que le quedan pocos días. Pero la próxima vez que vayamos a Nueva York te llevará a ver los marfiles. Cántabro te envía afectuosos saludos y dice que se le trata a cuerpo de rey. Está aprendiendo mucho arte.
JDC
¿Y no se pueden intentar recuperar legalmente? A raíz del comentario spam ¿? sobre Napoleón se me ocurre que si éste hubiese acabado triunfando, las ideas ilustradas que quería imponer tampoco estaban tan mal, nuestro patrimonio hubiese estado bastante más protegido.
Pero ¿hasta qué punto es o era legal expoliar a las colonias? Tu última frase me ha dejado un poco perplejo...
Saludos,
Onallera
Miski y Fernando: no, no se pueden recuperar legalmente porque esas obras fueron sacadas del país con toda clase de permisos legales, compradas de acuerdo a lo que permitía la legislación de la época. Por eso lo he llamado un expolio consentido.
En cierta medida, Miski, no te falta razón en lo que señalas sobre Napoleón. Pero aquí se optó por Fernando VII y, más tarde, por un liberalismo dubitativo.
En cuanto a lo del colonialismo, Fernando, es un término que he usado en un sentido amplio: claro que expoliar las colonias era "legal", porque esos eran territorios que pertenecían a las metrópolis. Aunque ciertas cosas que pasaron aquí en el XIX tienen mucho paralelismo con lo que pasó en las colonias. Mira como ejemplo el "desembarco" de las empresas mineras inglesas, francesas y belgas en nuestro país.
Saludos cordiales a los dos.
JDC
Fabulo el blog, me sumo a los seguidores de facto.
Muy interesante el tema del expolio, algo tan cotidiano que si la gente supiera ...
Pero muchas veces gracias a estos coleccionistas las piezas se conservan y a la larga se pueden llegar a aestudiar, más sangrante es el tema de las excavaciones de urgencia que se practican a diario donde se arrasa con verdaderas maravillas en aras del progreso.
saludos
Froiliuba: gracias por tu opinión. Respecto a lo que señalas, no te falta razón. Las excavaciones de urgencia (que a veces llevan a cabo personas con poca o ninguna experiencia) pueden acabar siendo verdaderos expolios e incluso arrasamientos del patrimonio. Ssaludos cordiales
JDC
Quizás en este sentido,deberíamos también señalar una cuestión que creo que se repite siempre en este tipo de polémicas sobre Patrimonio. ¿Estaría el bien cultural en cuestión conservado en la actualidad si hubiera quedado en manos "nacionales" en aquellos tiempos? No lo sé, pero considero que quizás, la España del siglo XIX no ofreciera suficientes garantías como para poder conservar de una manera eficiente dicho bien que no ocupa un puesto destacado en los libros de texto y manuales de Historia. Es cierto que es lamentable que el Patrimonio nacional se venda y mercadee en definitiva en manos extranjeras y acaben engrosando el patrimonio privado del coleccionista, pero sin embargo, y salvando distancias, la polémica vieja ya de Grecia reclamando los restos de los frisos del Partenón al igual que otros elementos artísticos a Inglaterra, donde esos bienes son perfectamente conservados, catalogados y tratados puede servir como un ejemplo ilustrativo.
Respecto a lo que dice Miski, me gustaría decir que precisamente esas tropas francesas fueron protagonistas de numerosos altercados y expolios en España, como numerosas obras de arte que salieron de iglesias y capillas sevillanas (por ejemplo, es el caso de El Santo Entierro=, obras de Goya, saqueos de piezas románicas en La Rioja... No creo que precisamente, la práctica napoleónica y su, a mi juicio, sobrestimada Ilustración, pudieran ser precisamente un modelo que seguir.
El problema de las excavaciones de urgencia no es la inexperiencia del que la lleva, normalmente el encargado de una excavación de ese tipo ya ha trotado mas que suficiente, el problema es que la prisa por quitarse de enmedio que tienen siempre los intereses de constructoras, parques eólicos o simples aparcamientos de ciudad, hacen que arrsen sin muchos miramientos por parte de los de Patrimonio.
Un placer pasear por esta casa, te añado a mi lista de blogs
Antonio Miguel: lo que afirmas en tu primer comentario no puede ser respondido con certeza, pero no parece razonable que de un país europeo, a comienzos del siglo XX se pudieran sacar (legítimamente, por supuesto)bienes culturales. Respecto a los mármoles Elgin, este blog ya se ha posicionado a favor de su inmediata devolución a Grecia.
En cuanto a lo que afirmas en tu segundo comentario, los franceses sacaron de aquí un "botín de guerra". Que no está bien está muy claro, pero "vae victis". Eso no resta importancia ni a la Ilustración como movimiento ni a los avances de la época napoleónica, aunque hoy el Louvre esté lleno de piezas egipcias.
En todo caso, y respecto al texto sobre los marfiles, lo único que he hecho ha sido lamentarme de que tales piezs no puedan ser disfrutadas aquí por todos nosotros. Saludos cordiales
JDC
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GRACIAS POR VISITAR ENSEÑ-ARTE. RESPONDERÉ TU COMENTARIO A LA MAYOR BREVEDAD.