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Piero della Francesca: "El sueño de Constantino". (1455).

La Historia del Arte para todos
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Piero della Francesca: "El sueño de Constantino". (1455).
Masaccio: "La muerte de Ananías" (detalle). Florencia. (1426)
Esta es, a grandes rasgos, la vida de Tomaso Cassai, Masaccio, cuya capacidad artística trató de sintetizar Vasari con la frase que comienza este escrito. En efecto, pocos personajes en la Historia del Arte han producido con tan escasa obra unos resultados tan excelentes en tan pocos años de vida.
Su manejo de la perspectiva, el uso de la luz para cincelar las figuras hasta casi llegar al claroscuro, el sabio empleo del color, la introducción de la naturaleza en la escena, la concepción volumétrica... todo apunta a un genio, a un primera figura en el arte de pintar que consigue dar, definitivamente, presencia completa al naturalismo. Quizás con Masaccio... se inició la pintura tal como ahora la entendemos.
Pero, como siempre, la naturaleza decide cuando se pone el punto final a las cosas. Pese a todo, ahí siguen esos frescos, mostrándonos la maestría de un joven que, como corresponde a quienes tienen esas edades, debió disfrutar grandemente con lo que hacía.
En esta excelente página italiana encontrarés la vida, la obra, la ciudad de Masaccio y numerosos enlaces a otras páginas. Y aquí tenéis, traducida al español, la opinión de Vasari sobre el artista.
Fra Angélico: "La adoración de los magos". Convento de San Marcos, Florencia. (1446)
Pues bien, en la fachada que nos ocupa, sobre los dos arcos escarzanos de la portada, aparecen sendos retratos de los Reyes Católicos. Sobre ellos encontramos escudos imperiales de Carlos I y, más arriba aún, hay representados varios personajes de época clásica, un Papa y otros personajes sobre los que no existe absoluta unanimidad entre los expertos. Pero los canteros que levantaron la fachada no se detuvieron ahí y la completaron con una profusa y variada decoración. Uno de esos canteros debió ser un hombre divertido, porque, en medio de sus afanes, tuvo tiempo para tallar una pequeña rana, que todo el que llega hasta Salamanca busca desesperadamente, En fin, no sé... ¿dónde esta esa rana?
De todo este repaso, lo más interesante ha sido reencontrarme con un cuadro que cada vez que visito el Museo Thyssen en Madrid, llama poderosamente mi atención. Se trata del retrato de Enrique VIII que Hans Holbein el joven (11497-1543) pintó hacia 1534 y que pertenece a una serie de obras que este autor realizó durante los años en que trabajó como pintor de la corte de Enrique VIII.
Nacido en Alemania (e hijo del también pintor Holbein el viejo) nuestro artista viajó a Italia en su juventud y allí pudo estudiar las obras de los grandes pintores italianos del Renacimiento. Este hecho, junto a sus cualidades personales, hiceron de Holbein un consumado retratista, una de las cimas de la pintura renacentista alemana y que, en los convulsos tiempos que vivió, acabó emigrando a Inglaterra, donde su maestría lo llevó a trabajar para el monarca y donde murió víctima de una epidemia de peste.
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