04 marzo 2010

ALONSO BERRUGUETE

EL MANIERISMO ESCULTÓRICO EN ESPAÑA

Fijémonos por un momento en las dos imágenes del grupo escultórico que acompaña a este texto. El tema representado no es otro que el sacrificio de Isaac por su padre Abraham, siguiendo un incomprensible mandato divino (¿qué Dios será ése que, aunque sea de bromas, ordena a un padre ejecutar a su propio hijo, sin que éste haya cometido daño alguno?). Pero más allá del tema, lo que nos interesa de esta obra, hecha en madera de nogal, son los principios estéticos que ha tratado de aplicar en ella el escultor. Desde ese punto de vista, tal vez nos llame la atención el empleo de un canon enormemente alargado, en el que el cuerpo viene a resultar diez veces el tamaño de la cabeza.

Alonso Berruguete: "Sacrificio de Isaac" (1526). Valladolid.

 Por otro lado, captaremos sin dificultad cómo la composición se dispone de forma sinuosa, obligando al espectador a tratar de leerla desde diversos ángulos y dando lugar a una verdadera línea serpentinata en la que la posición curvada del hijo arrodillado y dispuesto a morir contrasta con el gesto convulso del cuerpo del padre, convertido ahora en fiel ejecutor del mandato divino. Finalmente, si atendemos a los rostros de ambos personajes veremos cómo se ha procurado exagerar los gestos, de manera que el dolor en esa extraña situación y el desgarro emocional que provoca queden bien patentes. ¡Hasta la barba de Isaac parece acomodarse a ello volando en dirección contraria al giro de la cabeza!

Todos estos rasgos estilísticos que hemos comentado definen la obra de Alonso Berruguete (1489-1561), un artista considerado paradigmático del llamado "manierismo expresivo hispano", la gran corriente escultórica desarrollada en España durante siglo XVI y que acabó concretándose (ya muy próxima al espíritu de la Contrarreforma católica) en el desarrollo de la imaginería: la elaboración de obras para el culto que dispuestas en los retablos de las iglesias mostrasen al espectador las virtudes y las verdades de la fe católica, llamado a la devoción de quienes las contemplasen.

Alonso Berruguete. Izquierda: "Martirio de San Sebastián (1526). Valladolid. Derecha: "Ecce Homo" (1525). Valladolid.

Sin embargo, es hasta cierto punto curioso cómo Berruguete llegó a este tipo de producción escultórica, ya que su intención inicial, desde la adolescencia, fue la de dedicarse a la pintura, siguiendo la tradición familiar de su padre, el pintor Pedro Berruguete, quien había trabajado unos años en Italia. Y hacia ese país se dirigió el joven aprendiz de quince años. Tuvo allí ocasión de conocer personalmente a algunos de los grandes artistas de Cinquecento como Bramante y Rafael y, sobre todo, dispuso de unos años para impregnarse de las novedades estéticas que desde años atrás venían produciéndose en el Renacimiento italiano.

De este modo, cuando años más tarde Alonso Berruguete regresa a Castilla, es ya por completo un hombre de mentalidad renacentista. Trató entonces de dedicarse a la pintura pero un relativo fracaso terminó por conducirlo, de manera definitiva, hacia la escultura. Instalado en Valladolid, acabará regentando un amplio taller que nutre de obras a la numerosa clientela religiosa de las principales ciudades castellanas. En esa tarea podríamos decir que su éxito fue completo, tal vez porque en esas obras lograba plasmar al mismo tiempo y de forma convincente tendencias muy diversas: de un lado, las propuestas clasicistas de Donatello; de otro, las del Miguel Ángel más manierista; finalmente, aportaba de su propia cosecha el patetismo, una concepción instalada ya en la mentalidad católica hispánica, según la cual la escultura era un medio extraordinario para mostrar a los fieles el dolor y el sufrimiento de quienes habían dado su vida en defensa de la verdadera fe. La policromía de la obra contribuía, precisamente, a ese efecto. No cabe duda: en el tiempo de Berruguete estaba surgiendo, por tanto, la imaginería. Con su contribución.

Alonso Berruguete: "Alegoría de las virtudes " (1526-32). Valladolid.

En esta página hay una breve ficha sobre el autor y su obra, dentro de la cual el conjunto de San Benito el Real, en Valladolid, ocupa un lugar destacado. Finalmente, la Biblioteca Digital facilita un enlace a una descarga de un libro sobre el artista castellano.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada vez que veo arte religioso me impresiona la expresividad que tenían y como los artistas se ponían a la orden de poder mostrar el dolor. Pienso que si no habría sido por los creadores, los fieles nunca habrían tenido un contacto tan cercano con las escenas bíblicas.
Saludos.

PACO HIDALGO dijo...

Genial Berruguete, a pesar de determinados fallos por la rapidez en la ejecución. Pocos expresan como él el dolor y el sufrimiento. Saludos.

Juan Diego Caballero dijo...

Tenían a los curas, obviamente, pero ¿qué había más visual y evocador que una escultura en bulto redondo? Saludos cordiales a ambos. JDC

Alvaro dijo...

¿Cómo es el analises de esta obra?

Saludo cordial

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