Polemizaba el otro día con un colega sobre el desarrollo de la arquitectura en Sevilla durante la primera mitad del siglo XX. Mientras él valoraba la calidad artística de muchos de los edificios levantados con ocasión de la celebración de la Exposición Iberoamericana de 1929 yo me lamentaba de que este hecho, junto con la preponderancia de mentalidades arcaizantes en la ciudad, había tenido como efecto que apenas existiesen en ella edificios que expresasen plasticamente las ideas de la arquitectura de vanguardia de la época.
José Luis Sert: "Casa Duclós" (1930). Sevilla.
En efecto aquella exposición significó en Sevilla el triunfo de una arquitectura regionalista que miraba con verdadera nostalgia al pasado de la ciudad, tratando de articular un falso estilo sevillano que tomaba como referencias (sobre todo en la piel exterior del edificio y más que en otro lugar en la fachada), los grandes monumentos de otras épocas, dando así origen a esas abundantes construcciones neo que distinguen la arquitectura hispalense de los primeros años del siglo XX: neomudéjar, neogótico, neorrenacentista. Nada novedoso había pues en esa arquitectura regionalista, tradicional incluso en la tendencia a recurrir a los viejos oficios artesanales para completar el ornato del edificio.
Ello no obstante, sí que hubo algunos intentos aislados de introducir en la ciudad las nuevas tendencias arquitectónicas, pero el ambiente conservador explica que estas primeras propuestas del Movimiento Moderno surjan fundamentalmente en edificios de carácter industrial o, hasta cierto punto, secundarios, tales como los silos de hulla de la fábrica de gas (1911), algunos de los tinglados portuarios del Muelle de las Delicias (1925-28, (obra del ingeniero José Luis de Casso) o el mercado de la Puerta de la Carne (1928-30, proyectado por los arquitectos Gabriel Lupiáñez y Aurelio Gómez Millán). El uso del hormigón armado para obtener grandes espacios sería una de las notas más distintivas de estas dos últimas construcciones. Por otro lado, y en lo que a la vivienda se refiere, las intervenciones de la nueva arquitectura van a ser siempre puntuales, dando como resultado edificios encorsetados entre otros de diversos estilos, según la disposición del parcelario. Todo ello explica el empleo de la expresión vanguardia imposible para definir estas primeras realizaciones de los primeros treinta años del siglo XX.
Pasados los años republicanos, incluso la dictadura franquista, con su tendencia a la arquitectura grandilocuente, no pudo impedir que poco a poco y aquí y allá fuera creciendo la nómina de construcciones asociadas al racionalismo. Buen ejemplo de ello es el conocido edificio del Cabo Persianas, finalizado en 1938. Es más: podríamos decir que la primera mitad del siglo XX se cerró con una situación paradójica. Cuando el franquismo quiso concretar su ideario respecto a la formación de los obreros llevó a cabo un programa de construcción de universidades laborales. No deja de ser llamativo que la levantada en una urbe tan tradicional como Sevilla, si bien alejada del propio recinto de la ciudad, respondiese con rotundidad a los planteamientos de Movimiento Moderno. ¿Quién podría negar la belleza y funcionalidad de este tipo de edificios?
En el blog Sevilla siglo XX hallará el lector informaciones puntuales sobre los diferentes edificios que aquí se han citado. Además, el número 15 (1996) de la revista "PH Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico" dedicó una serie de artículos al tema que hemos analizado. Pueden leerse mediante suscripción. Ved también esta ficha sobre la Casa Duclós, desde la que se enlaza a otros edificios sevillanos de Movimiento Moderno.
José Luis Sert: "Casa Duclós" (1930). Sevilla.
En efecto aquella exposición significó en Sevilla el triunfo de una arquitectura regionalista que miraba con verdadera nostalgia al pasado de la ciudad, tratando de articular un falso estilo sevillano que tomaba como referencias (sobre todo en la piel exterior del edificio y más que en otro lugar en la fachada), los grandes monumentos de otras épocas, dando así origen a esas abundantes construcciones neo que distinguen la arquitectura hispalense de los primeros años del siglo XX: neomudéjar, neogótico, neorrenacentista. Nada novedoso había pues en esa arquitectura regionalista, tradicional incluso en la tendencia a recurrir a los viejos oficios artesanales para completar el ornato del edificio.
Todo esto ocurría mientras en Europa comenzaban a extenderse los planteamientos de la arquitectura de vanguardia, las propuestas del Movimiento Moderno, ya fuera a través de los postulados de Le Corbusier o de las novedosas ideas de la Bauhaus. En definitiva, ni siquiera se dio una verdadera polémica regionalismo versus racionalismo, porque el triunfo de la primera corriente fue, desde todo punto de vista, verdaderamente aplastante, como fiel reflejo de las mentalidades predominantes en una ciudad como Sevilla, tan volcada a un pasado que se consideraba a la vez grandioso y pintoresco.
Superior: Gabriel Lupiáñez y Aurelio Gómez Millán: "Mercado de abastos de la Puerta de la Carne" (1928-30). Sevilla. Inferior: detalle del edificio en la actualidad.
José Luis Sert: "Casa Duclós" (1930). Sevilla. Derecha: detalle de la escalera.
Sin embargo, en 1930 se levanta en la ciudad una de las más emblemáticas obras del Movimiento Moderno en España: la casa Duclós, según proyecto del arquitecto catalán José Luis Sert (1902-1983) quien tras finalizar sus estudios se trasladó a París, donde acabaría conociendo a Le Corbusier, con quien llegó a colaborar durante algún tiempo. Cuando Sert regresa a España en 1930 proyecta este edificio (prácticamente su primera obra) para unos familiares suyos que residían en Sevilla. Se trata de una vivienda unifamiliar, levantada en el barrio de Nervión, que consta de dos plantas más sótano-garaje y terraza, disponiendo de un jardín trasero. La vivienda posee una estructura de hierro forrada en hormigón y su fachada muestra la influencia de Le Corbusier en la disposición y amplitud de los vanos apaisados. Son igualmente características la tendencia a la sencillez y la pureza de las líneas.
La casa Duclós quedaba en Sevilla como un ejemplo aislado (y, por cierto, muy olvidado) de las propuestas de la arquitectura racionalista en una ciudad que poco después vería la proclamación de la II República. Fueron ésos años en los que tales planteamientos encontraron aplicación en el amplio programa de construcciones escolares que la república llevó a cabo. De ese mismo periodo son interesantes también la casa Lastrucci, enclavada en pleno centro histórico y obra de Antonio Delgado Roig y Juan Talavera y Heredia, un arquitecto regionalista reconvertido en este caso a los presupuestos estéticos de la modernidad.
Inferior. Izquierda: Gabriel Lupiáñez y Rafael Arévalo: "Edificio Cabo Persianas" (1938). Sevilla. Derecha: OTAISA: "Universidad Laboral" (1945-55). Sevilla. (Actual Universidad Pablo de Olavide).
En el blog Sevilla siglo XX hallará el lector informaciones puntuales sobre los diferentes edificios que aquí se han citado. Además, el número 15 (1996) de la revista "PH Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico" dedicó una serie de artículos al tema que hemos analizado. Pueden leerse mediante suscripción. Ved también esta ficha sobre la Casa Duclós, desde la que se enlaza a otros edificios sevillanos de Movimiento Moderno.
7 comentarios:
muy educativo este blog, me parece excelente, una explicacion muy extendida y tabajada, sencillamente perfecta :).
Un abrazo!!
Pues muchas gracias por tu opinión y aludos cordiales, Amor a la vida (curioso nick). JDC
Muy interesante y oportuna la entrada que nos propones hoy, como casi todas. Saludos, Gonzalo
Saludos también para ti y gracias por tu opinión, compañero. JDC
Se habla poco de Juan Talavera Heredia como pintor y debió dedicarse bastante a este arte, sobre todo a paisajes de Alcalá de Guadaira, pues sus óleos muestran una belleza y tienen mucha calidad.
En sus biografías siempre se habla de sus magníficos trabajos como arquitecto, pero nunca se menciona su faceta pictórica.
¿Podría alguien hacer algún comentario sobre esta,(quizás),afición. Le quedaría agradecido porque yo poseo dos obras suyas.
Rafael: efectivamente, se habla muy poco de esa faceta de Talavera y Heredia, incluso en la bibliografía sobre él, que se centra básicamente en su producción arquitectónica. No es raro en la Historia del Arte contemporáneo encontrar arquitectos que dedicaron parte de su tiempo libre a los pinceles, pero siempre como dievrtimento o complemento a su tarea principal. En el caso que nos ocupa, desconozco la importancia que pudieran tener tales obras. Saludos cordiales, JDC.
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