Pocas veces en la Historia del Arte podemos asistir a un episodio de renovación tan profunda como el que experimentó la arquitectura desde comienzos del siglo XX. Con la consolidación de las revoluciones industriales, esta centuria había traído a las sociedades desarrolladas cambios de todo tipo y, con ellos, en el campo constructivo, se generó un nuevo abanico de necesidades. ¿Cómo atender a las demandas de una población en crecimiento y concentrada en las ciudades? ¿Cómo resolver los problemas que genera el tráfico, ya sea por carretera, ferroviario o aeroportuario? ¿Cómo organizar los grandes espacios industriales? ¿Y los grandes centros de estudio e investigación? ¿Cómo debe construirse en los nuevos países que ahora aparecen?Walter Gropius: "Casa Gropius" (1931). Lincoln, Massachusetts.
A todas esas cuestiones y a muchas otras dieron cumplida respuesta los grandes arquitectos de la primera mitad del siglo. Con ellos se produce una absoluta ruptura con respecto a las tradiciones constructivas de épocas pasadas. Es lo que llamamos el movimiento moderno. Un periodo en el que los cambios aparecen por doquier. El más significativo es, quizás, la idea de que cada edificio debe adaptarse a la función que va a desempeñar, lo que requiere una tipología de los edificios bien diferenciada. Pero hay mucho más: las nuevas posibilidades constructivas que ofrecen el hormigón armado, el vidrio y otros materiales van a ser profundamente desarrolladas. Si hasta ahora la columna o el arco eran elementos distintivos del quehacer arquitectónico, los pilares y las plantas diáfanas van a pasar a ocupar el primer plano. La línea recta se adueña de la arquitectura. En definitiva, nuevos materiales, nuevas formas, nuevos volúmenes.
En este renovado panorama arquitectónico encontramos dos tendencias fundamentales. De un lado, el racionalismo, en el que destacan Le Corbusier, Gropius, Mies van der Rohe y Rietveld . De otro, el organicismo, cuyo más destacado reprsentante en Frank Lloyd Wright. En ambos casos, lo importante es la función del edificio, aunque sea concebido desde distinta manera. La decoración pasa a un lugar secundario. Y esta idea básica significó una nueva manera de buscar la belleza, distinta a la que entonces había presidido el quehacer arquitectónico. Aún hoy se trabaja siguiendo estas grandes aportaciones. El cambio fue absoluto. Una nueva época había llegado a la arquitectura..
Para aproximaros a las obras de estos grandes arquitectos y de otros muchos de los destacados a lo largo de todo el siglo XX podéis consultar esta página, con informaciones básicas y buenas fotografías. En español existe una buena historia de la arquitectura, muy sintética, de la cual podéis consultar el apartado correspondiente al siglo XX, aunque dispone de escasas fotografías. Finalmente, el portal "great buildings online", aunque supera los límites de este periodo, dispone de un extensísimo catálogo de la obra de los principales autores del movimiento moderno, que puede consultarse alfabéticamente.













































