Walter Gropius: "Casa Gropius" (1931). Lincoln, Massachusetts.
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La Historia del Arte para todos
Paul Gauguin: "¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?" (1897). Boston.
¡Vaya vida aventurera y exaltada la de Paul Gauguin (1848-1903)!. Nace en Francia, pero pasa algunos años de su infancia en Perú. En su juventud fue marino mercante, agente de Bolsa y negociante de cierto éxito. Casado con una danesa, se marcha a vivir a Copenhague, pero acaba abandonando a su mujer y a sus cinco hijos.Ya por entonces, mostraba un interés creciente por la pintura, a la que decidió dedicarse de manera exclusiva. Viajó a la isla de La Martinica y quedó admirado por el arte primitivo.
Paul Gauguin: "Paisaje" (1890). Washington. "La familia Schuffenecker" (1889). Paris.Entre esos cuadros se encuentra uno de los más famosos de Cézanne: aquel en el que dos hombres con sombrero, frente a frente, se concentran en el juego, con la única compañía de una botella. Mientras uno de ellos espera, el otro está seleccionando la carta que va a presentar. La partida debe estar comenzando, porque no hay otros naipes sobre la mesa. La forma, construida a través de volúmenes muy definidos, y el color lo presiden todo.
Pero esta obra de Cézanne ha tenido su continuidad y en España se publicó, en 1981, esta serigrafía que se basa obviamente en la pintura del artista francés, aunque introduce algunas novedades: en la mesa hay más objetos y la botella es ahora de la conocida marca "Anís del Mono". Además se rinde homenaje a otros dos pintores españoles: Pablo Picasso y Juan Gris. Para colmo, el título ha tenido una pequeña variación: "el jugador de cartas", aunque la imagen no nos presente a uno, sino a los dos personajes cezannianos. Sólo falta que averigüéis a quién o a quiénes corresponde la autoría de esta obra cuyo estilo (si habéis seguido el blog) debe seros remotamente familiar.
Paul Cézanne: "Jugadores de cartas" (1890-1892). París.
Paul Cézanne: "Jugadores de cartas" (1890-1892). Filadelfia.
Paul Cézanne: "Vista de Auvers" (1874). Chicago.
Cuando se revisa la trayectoria artística de Paul Cézanne (1839-1906) se llega en poco tiempo a una conclusión básica: sin su obra no podría entenderse el arte contemporáneo. Y esta afirmación tiene un punto de curiosidad: Cézanne abandonó sus estudios de derecho para dedicarse a la pintura, pero pasó la mayor parte de su vida sin que nadie reparase en su labor. Vivió mucho tiempo en el sur de Francia y no fue hasta 1895 cuando se organizó una primera exposición importante de sus trabajos. A partir de ahí la crítica comenzaría a reconocer su aportación al arte pictórico, de manera que una nueva exposición en 1904 lo consagraría definitivamente como genio de la pintura y padre de las vanguardias que iban a caracterizar el siglo XX.
Paul Cézanne: "La montaña de Sainte Victorie" (1900). Filadelfia.
Cézanne atravesó un primer periodo impresionista, tras el cual, retirado en Aix-en-Provence, y asegurado su futuro por haber recibido una herencia, se concentra en la actividad pictórica, en la que da signos de enorme madurez. Aunque mantuvo algunas características propias de los impresionistas, como el interés por los paisajes y la pintura plenairista, se concentra en la simplificación de los volúmenes y en la yuxtaposición de los colores, asociando forma a color. Tiene cerca de casa una montaña, la de Sainte-Victoire, y la pinta compulsivamente más de setenta veces, en un afán de convertir a la naturaleza y a la vida misma en algo geometrizable. Para entonces su obra empieza a ser conocida y jóvenes pintores reivindicarían su estilo de pintar. Y fue así como el viejo artista que había vivido casi en el anonimato terminó sus días consagrado como genio de la pintura y como padre de los constructivistas, los cubistas, los fauvistas y otros movimientos.
Honoré Daumier: "Vagón de tercera clase" (1863-1865). San Francisco.
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