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Abajo: Víctor Horta: "Casa Tassel" (1893-1895). Bruselas.
Víctor Horta: "Palacio de Bellas Artes (1922-1928). Bruselas.
La Historia del Arte para todos
Dados la fecha de su aparición y el contexto en el que surgió, el modernismo es una manifestación artística que debemos relacionar con el creciente triunfo de las burguesías en Europa occidental, lo que explica igualmente el recurso habitual a los avances técnicos que las revoluciones industriales han consolidado.Los primeros impulsos de la arquitectura modernista podemos localizarlos en Bélgica, con las obras de Henri van de Velde (1863-1957) y, sobre todo, de Víctor Horta (1861-1947). Ambos mostraron un acusado interés por la edificación concebida desde una perspectiva global. Para ellos, la labor del arquitecto no ha de reducirse exclusivamente a levantar el edificio; su diseño completo es también tarea suya. Los elementos no estructurales y los decorativos e incluso el amueblamiento pueden formar parte del trabajo arquitectónico.
J.M. W. Turner: "Botes en Venecia" (1845). Londres.
Turner murió en 1851, habiendo alcanzado la fama internacional y un nivel de rentas bastante elevado. En las obras de sus últimos años el ambiente vaporoso llegaba a un grado tal que algunos creyeron ver en ellas las pruebas de una demencia senil que aquejase al artista. No había nada de ello. A su muerte aún faltaba casi un cuarto de siglo para que (en 1874) los impresionistas anunciasen por primera vez al mundo que lo importante de un cuadro era la luz. Turner estaba en lo cierto.
Naum Gabo: "Construcción en profundidad" (1944). Nueva York.
Sin embargo Sanmartino nos dejó una obra extraña, original en el planteamiento y novedosa en el tema representado. Se trata del Cristo velado, esa escultura hecha en mármol que nos muestra a un Jesús yacente y que se encuentra en la capilla de Sansevero, un pequeño recinto funerario situado en medio de un jardín de un palacio en la ciudad de Nápoles. El cadáver reposa sobre un catafalco y dos cojines sostienen la cabeza de Cristo, cuyo cuerpo aparece enteramente cubierto por un velo, la famosa Sindone o Sábana Santa, desde la cabeza a los pies, junto a los cuales encontramos la corona de espinas y los clavos, para cuya extracción se han empleado unas tenazas que también figuran esculpidas.
Sanmartino, que contaba 33 años cuando esculpió esta escultura tan asombrosa, se inspiró en un modelo anterior hecho en terracota por otro autor italiano. El contrato por el que se encargaba la obra exigía al escultor que la finura de la capa de mármol que representase velo fuese tal que pudiese apreciarse de manera completa el semblante de Cristo. Así que el artista se pone a la tarea y emplea par ello, en un momento determinado un velo que le sirva de orientación en el delicado encargo que ha recibido. Lo resuelve de forma magistral, con esa tércnica que recuerda tan de cerca los paños mojados de Fidias y confiere a la estatua un acentuado dramatismo: la cabeza caída hacia el laldo derecho, el cuerpo exánime, las piernas ligeramente arquedas y ese rostro sin vida que el velo transparente deja ver, pese a su consistencia marmórea. La muerte humana, en definitiva, extraordinariamente representada de la mano de una artista a los que nuestros apresurados temarios no permiten prestar atención.
La capilla de Sansevero, hoy museo, dispone de su propia página web (en italiano e inglés) en la que encontraréis una descripción de esta escultura. Sobre su autor, tenéis una breve biografía en la Wikipedia italiana.
El interés por lo clásico explica la proliferación de edificios que presentan fachadas con frontones triangulares sostenidos por columnas al modo griego, pero no se renuncia a los logros constructivos de épocas anteriores, con lo que resulta frecuente la aparición de airosas cúpulas, continuadoras de los modelos levantados durante el Renacimiento y el Barroco. La decoración brilla ahora por su ausencia, quedando relegada sobre todo a los tímpanos de los frontones. Igualmente, y al modo romano, resurgen ahora las columnas conmemorativas y los arcos de triunfo, mientras que las puertas monumentales son un trasunto de los propileos de la acrópolis ateniense.
Carl Langhans: "Puerta de Brandenburgo" (1791). Berlín.En consecuencia, el cambio en lo que a los gustos constructivos hace referencia no debe considerarse como un mero vaivén estético. Al contrario, debemos insertarlo en la profunda renovación de las mentalidades que se produjo en el periodo de crisis del Antiguo Régimen, cuando las preferencias artísticas hasta entonces imperantes en los estamentos privilegiados (nobleza y clero) comienzan a ser desbancadas por las de otros grupos emergentes, el de esos ilustrados que acabarían por abrir las puertas a la llegada de la burguesía a la Historia. Eso explica la prolongada duración de la arquitectura neoclásica a lo largo del siglo XIX, en la época de desarrollo de las revoluciones liberales. Cuestión de gustos.
Leed un breve resumen sobre la arquitectura neoclásica en la enciclopedia libre universal, que podéis completar con las informaciones de la Wikypedia inglesa. Y en esta página teneís un repertorio de imágenes de edificios del siglo XVIII.
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