28 agosto 2014

PHILIP GUSTON: DE LO FIGURATIVO A LO ABSTRACTO Y VUELTA A EMPEZAR



París era, desde el comienzo de la contemporaneidad, el principal centro cultural a nivel mundial. Los grandes artistas europeos del Siglo XIX y de la primera mitad del XX habían tomado la ciudad como hogar y taller y la habían convertido en la cuna de las vanguardias de la época. De hecho, la urbe francesa dio nombre a una escuela de artistas a la que pertenecían genios como Picasso, Matisse  o Modigliani. Pero nada es eterno. El auge de los totalitarismos y la Segunda Guerra Mundial transformaron a Europa en un escenario en el que el arte quedaba relegado a un segundo plano. Con ello París se vio obligada a ceder el testigo de capital de la cultura a la pujante Nueva York.

Este cambio de centro de gravedad no se gestó solo. Quince artistas plásticos se dieron cita de manera casual en los años cuarenta y cincuenta del siglo XX en La Gran Manzana. Estos pintores, que nunca se reconocieron como un grupo y que siempre reivindicaron su individualismo, conformaron la “Escuela de Nueva York”, una denominación más de carácter social que de uniformidad estilística y que pone el acento en la importancia de la ciudad de los rascacielos como nuevo centro de creación de las nuevas tendencias y gran mercado de arte.

Mark Rothko, Jackson Pollock o De Kooning fueron algunos de los artistas de primera línea que conformaron esta magnífica generación de la que nació el expresionismo abstracto. Philip Guston fue otro de sus miembros. Nacido en Montreal en 1913 pronto abandonó Canadá y se trasladó a Los Ángeles con sus padres, un matrimonio judío de origen ucraniano que había dejado atrás Europa huyendo del antisemitismo. Con catorce años ingresó en Los Angeles Manual Arts High School donde estudió junto a su amigo Jackson Pollock.

                                                                           
Gladiadores. Philip Guston.1940 Óleo sobre lienzo que
refleja la  etapa de influencia del muralismo
mexicano en el artista.
En los años treinta Guston comenzó a realizar trabajos de manera profesional. Sus primeras obras fueron murales con claras influencias de los mexicanos Siqueiros y Rivera pero también con alusiones a los renacentistas Giotto, Masaccio y Piero de la Francesca. Muchos de estos murales fueron financiados por la WPA, la agencia creada en el marco del New Deal, la política intervencionista del presidente Roosevelt que tenía como objeto sacar a Estados Unidos de la Gran Depresión a través de la ejecución de obras públicas. Los dibujos y pinturas que Guston realizó en esa época están marcados por sus ideas políticas y sociales, por su visión de la maldad del hombre.


Guston creó magníficas obras de
expresionismo abstracto
.
En 1937 se trasladó a Nueva York, donde ya residía su amigo Jackson Pollock. Pero no fue hasta diez años más tarde cuando la pintura de Guston evolucionó hacia el expresionismo abstracto que ya venían desarrollando sus colegas neoyorkinos desde el comienzo de la década de 1940.  Con una gama de cromática limitada de tonos blancos, grises, rojos y negros y con unas composiciones en las que la que los trazos tienden a agruparse en el centro del lienzo, Guston creó un estilo propio que muchos asociaron a la obra de Monet y describieron como impresionismo abstracto.  Durante más de quince años el artista se mantuvo fiel a esta manera de pintar pero la abstracción terminó frustrándole y retornó, entre clamorosas críticas, a lo figurativo. Las obras de esta nueva etapa eran más divertidas que las anteriores, cercanas al dibujo animado y al cómic, pero encerraban la frustración furiosa que Guston llevaba consigo desde su infancia. Con tan sólo once años encontró a su padre ahorcado con una soga y poco después sufrió la muerte de su hermano.


Pintor en la cama. Philip Guston. 1973
En esta obra el pintor aparece con sus útiles de trabajo sobre el cuerpo
mientras yace en la cama. Así solía dormir Guston cuando
trabajó en su serie One-Shot-Painting.
El artista renegó del expresionismo abstracto que había encumbrado a su generación y fue tratado como un desertor, como un hereje que abandona el camino marcado por la doctrina. Guston pensaba que el arte abstracto era falso y que se alejaba de la realidad de un mundo de brutalidad e injusticias. Se centró entonces en la cotidianeidad de la vida. Pintó bombillas, relojes, botellas, zapatos, cubos de basura, cuerpos, cabezas… y hombres encapuchados. Una clara referencia al Ku Klux Klan y a la cerrazón del hombre. En esta época también realizó la serie One-Shot-Painting, un trabajo íntimo en el que Guston trataba de eliminar el tiempo entre el pensamiento y la ejecución de la obra pintando por las mañanas, nada más despertar, lo que por la noche había imaginado.

Pasaron varios años hasta que la obra tardía de Philip Guston no fue justamente valorada. Murió en 1980 en Woodstock cuando volvía ser reconocido tras su ostracismo cultural. El postmodernismo revitalizó su último legado y hoy en día sus trabajos, tanto figurativos como abstractos, se consideran importantes obras de la pintura contemporánea americana.

Colección de algunos de los trabajos de la última etapa de Guston.
Una buena opción para conocer más sobre la obra de Philip Guston es visitar uno de los mejores museos de arte contemporáneo de Europa, el Museo Louisiana (o al menos su página web) donde se celebra una exposición de sus últimos trabajos. Además, grandes museos como el MoMA o la Tate Gallery muestran en sus sitios web las obras de Guston que forman parte de sus colecciones.



 

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