28 julio 2010

SAM FRANCIS

EXPRESIONISMO ABSTRACTO, TACHISMO Y OTRAS COSAS.

Hemos visto ya en este blog bastantes casos en los que una determinada experiencia vital, a veces de carácter traumático, se convierte en la causa decisiva que hace que una persona resuelva dedicar el resto de su existencia al arte. En este sentido, el caso del pintor norteamericano Sam Francis (1923-1994) es bastante peculiar. Nacido en California, durante su juventud cursó estudios universitarios de Medicina y Psicología, que no llegó a finalizar, ya que resolvió alistarse en las fuerzas aéreas norteamericanas durante la Segunda Guerra Mundial.

Sam Francis: "Sin título" (1975).

Fue precisamente ese hecho el que marcó toda la trayectoria posterior de Francis: durante un vuelo de entrenamiento su avión acabó estrellándose. El futuro pintor sobrevivió al accidente, pero tuvo que pasar los siguientes cuatro años ingresado en un hospital para recuperarse de sus lesiones y de otras complicaciones de salud derivadas de ellas. Fue entonces cuando Sam Francis comenzó a practicar la pintura como entretenimiento, sobre todo la acuarela. Cuando recibió el alta, en 1948, decidió continuar sus estudios universitarios, pero ahora dedicados al arte, concluyéndolos en 1950.

Sam Francis. Izqda.: "Abstracción" (1954). Montreal. Derecha: "Gran rojo" (1953). Nueva York.

Atrapado ya por la pintura, Francis se trasladó a Europa para instalarse en París, ciudad en la que residió durante unos años y en donde realizó su primera exposición en 1952. Desde entonces, en los siguientes cuarenta años, el artista ya no abandonaría jamás la pintura, empleando diversas técnicas y practicando también el grabado. Una intensa vida que incluye cinco matrimonios (con sus correspondientes cuatro divorcios), innumerables viajes (varios de ellos a Japón, país por el que sintió una especial atracción) y residencias prolongadas en diversos lugares (Nueva York, Berna, Santa Mónica o Tokyo).

Cuando Sam Francis se inicia en la pintura, el ambiente artístico norteamericano está ya centrado en torno a los grandes maestros del expresionismo abstracto. Con esta amplia corriente podemos relacionar el conjunto de su producción, más cercana a la pintura de acción de Pollock que a los campos de color de Rothko. En todo caso, su obra pone el acento en dos cuestiones fundamentales: de un lado, el color como eje fundamental de la expresión pictórica; de otro, la absoluta libertad del artista para llevar a cabo sus composiciones.

Sam Francis: "Hacia la desaparición" (1958). Nueva York.

Tanta importancia le dio Sam Francis al color y sus formas que es frecuente relacionarlo con el tachismo, una de las tendencias del informalismo europeo que pone el acento en la elaboración de una obra abstracta fundamentada en gestos de carácter informal que acaban por crear manchas (taches, en francés) sobre la superficie del lienzo. Sin embargo, los tachistas europeos practicaron con frecuencia la monocromía y, aunque Francis no rehuyó esta posibilidad, sus pinturas, salpicadas eso sí de manchas y chorreones, suelen mostrar colores vibrantes.

En cualquier caso, la obra de Sam Francis (como la de los tachistas o la de Pollock) hace una apuesta rotunda por la espontaneidad, dando absoluta prioridad al sentimiento libre sobre la razón. Pero a Francis le gustaba explorar nuevas propuestas. Por ello en algunas de sus obras encontramos ecos evidentes del minimalismo. Y ya se sabe, ved el cuadro de la izquierda: menos es más, como dijo Mies.

La Web de la Fundación Sam Francis (en inglés) ofrece abundantes datos sobre el pintor. Además, este otro sitio afirma que va a tener disponible en breve amplios recursos sobre Francis. Por su parte, esta galería y esta otra Web muestran muchas imágenes de sus obras.
Sam Francis. Izquierda: "Sin título" (1966). Derecha: "LA, 1976" (1976). Los Ángeles.

22 julio 2010

MASTABA

EN BUSCA DE LA INMORTALIDAD

Una de las más antiguas creencias de la religión egipcia es la de que tras la muerte el alma del difunto continúa teniendo necesidad del cuerpo, sin el cual no sería posible la vida eterna. De ello se deduce la necesidad de preservar el cadáver a toda costa, lo que explica la aparición en la cultura egipcia de sofisticados sistemas de embalsamamiento, existentes ya en la época predinástica. Obviamente, si de lo que se trata es de preservar el cuerpo del difunto para la eternidad, es necesario garantizarle un alojamiento apropiado. Y ésta es la concepción de la tumba que poseían los antiguos egipcios: el lugar donde tras la muerte el cuerpo y el alma lograban fundirse nuevamente para disfrutar los placeres de la vida eterna empleando para ello, entre otras cosas, las propias ofrendas depositadas en la tumba.

Superior e inferior: Mastaba de Niakhkhnum y Khnumhotep. V Dinastía. Saqqara.

Aunque no existen datos fidedignos al respecto, se estima que esta creencia en la inmortalidad fue en un primer momento atributo exclusivo de los primeros faraones. Sin embargo, éstos debieron entender muy pronto que una vida eterna sería poco satisfactoria si en ella no contaban con otros miembros de la familia real y, al menos, con los funcionarios más distinguidos de la corte. De tal modo que debieron ser los primeros reyes del Imperio Antiguo, en la primera mitad del tercer milenio a. C., quienes comenzaron a conceder a tales funcionarios el privilegio de poseer su propia tumba en el conjunto de la necrópolis real; sepultura que además era financiada en su totalidad por el propio faraón.

Tal es el origen de las mastabas, esas sepulturas de forma troncopiramidal realizadas en piedra que encontramos a cientos en las más importantes necrópolis del Imperio Antiguo. La palabra en sí  misma es de origen árabe y puede traducirse como banco o banqueta, lo que hace clara alusión a su forma. Se trata del primer tipo de tumba monumental del antiguo Egipto, del cual acabarían derivando con el tiempo la pirámide escalonada y, poco después, la pirámide perfecta. Antes de estas creaciones, los primeros faraones egipcios y sus familiares más próximos, así como otros personajes destacados de la corte (sacerdotes y altos funcionarios) acabaron sus días depositados en sus correspondientes mastabas.

Izquierda (superior e inferior): esquemas de una mastaba. Derecha: Estela falsa-puerta.

Básicamente, podemos distinguir dos partes en la mastaba: la visible, realizada con sillares de caliza, adopta esa forma que le da nombre. De aspecto macizo, en ella se dispone una capilla o cámara de culto, orientada a la salida del Sol. En su centro se sitúa un pozo vertical que atraviesa toda la estructura y conduce a la segunda parte de la tumba, de carácter subterráneo: uan cámara sepulcral en la que se coloca el sarcófago que custodia el cadáver momificado del difunto. A partir de este prototipo originario, fueron produciéndose algunas variaciones, la más importante de las cuales fue abrir en la capilla un pequeño compartimento ciego (el serdab) para colocar la estatua del propietario de la tumba. A veces,se ampliaba la propia capilla, dividiéndola en varias cámaras comunicadas entre sí. En una de ellas se colocaba la estela falsa-puerta que abría la comunicación con el otro mundo. En ocasiones tales cámaras se cubren con bajorrelieves que narran la vida del fallecido. Pese a todo, ¿quién podría garantizar al distinguido egipcio enterrado en la mastaba que su propio cuerpo se conservaría eternamente? A resolver este gran problema atiende precisamente la estatua colocada en el serdab: llegado el caso, serviría como sustituto del cadáver.

En resumen, con las mastabas egipcias vemos concretada una idea que quizás ha preocupado al ser humano desde su propio origen: la de garantizarse la inmortalidad. Y tal vez, aunque quienes yacían enterrados en ellas no la hayan disfrutado, no cabe duda de que las tumbas que diseñaron para sus ambiciosos propósitos muestran todavía hoy sus intenciones. En algunos casos, de su construcción han pasado ya casi cinco mil años, aunque la inmortalidad debe ser mucho más larga. No aspiro a saberlo.
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Mastaba de Khoufoukhaf. IV Dinastía. Gizeh.
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Aquí tenéis una información básica sobre las mastabas de la necrópolis de Saqqara, con algunas fotos. Como ejemplo de una de estas construcciones, la tumba de Mereruka, de la VI dinastía, visitad esta página. En cuanto a las mastabas de la necrópolis de Gizeh, en este enlace podéis acceder a su Biblioteca Digital  y descargaros en PDF varias publicaciones monográficas.

17 julio 2010

EDUCACIÓN Y ESFUERZO

SOBRE LA PRISA POR APROBAR

Después de treinta años de trabajo docente he terminado este curso escolar relativamente sorprendido por un fenómeno que, no siendo del todo nuevo, parece extenderse como la espuma. Me refiero a la enorme prisa que muestran cada vez más alumnos, e incluso sus familias, por obtener resultados satisfactorios en el menor plazo posible, que para ellos se sitúa en el mes de junio, independientemente de que sus aprendizajes no hayan sido del todo satisfactorios. En esta situación, el alumno parece estar más interesado en aprobar que en aprender, como si lo primero fuese una exigencia social inaplazable y lo segundo no tuviese más que un simple carácter complementario.

Giacomo Balla: "Línea de velocidad + forma + ruido" (1913).

Puestos ya en esa coyuntura, estos alumnos niegan la posibilidad que la convocatoria de septiembre  les ofrece para reforzar sus aprendizajes y, llegado el caso, pueden incluso entrar en descalificaciones sobre el profesor que los suspende, aunque se basen en hechos inciertos y en la errónea idea de que ellos mismos se encuentran capacitados para autoevaluarse... siempre a su favor.

En el fondo, en esta actitud no subyace sino una enorme intolerancia a la frustración, la confirmación en el mundo de la enseñanza de que en esta sociedad cada vez más hedonista no se está dispuesto a soportar cualquier cosa que suponga un mínimo traspiés, aunque éste sea algo tan normal y tan poco decisivo en la vida como un suspenso, del que existe además la posibilidad de recuperación tan sólo dos meses más tarde. Nadie parece interesado en decirle a estos jóvenes que no todo esfuerzo encuentra una recompensa inmediata o que ese esfuerzo ha podido ser insuficiente y, por ello, no merecedor de premio alguno. En este contexto, el siguiente paso es negar la autoridad del profesor, del profesional en cuyas manos se encuentra la adopción de decisiones sobre el futuro intelectual el alumno.

Giacomo Balla: "Velocidad de un automóvil" (1912). Nueva York.

Parece que en estos tiempos de la prisa el profesor exigente y riguroso en sus planteamientos comienza  a no estar de moda, de forma que de él puede decirse peyorativamente y sin más miramientos que es duro o que no valora suficientemente el esfuerzo de sus alumnos. Como si el modelo de docente que se anhelase fuese aquel cuyo destino más inmediato hubiera de ser necesariamente el masivo aprobado de sus alumnos, independientemente de los conocimientos que éstos hayan adquirido. Sucede todo esto en un contexto en el que los niveles de la enseñanza están cada vez más bajos y cuando la dedicación de muchos jóvenes a las tareas intelectuales es más reducida. En un páis donde el fracaso escolar está ampliamente extendido y a nadie parece preocuparle que la cultura del esfuerzo comience a desaparecer.

Giacomo Balla: "Pesimismo y optimismo" (1923).

Pero esta situación, a fin de cuentas, no es más que el trasunto de la realidad social en la que se contextualiza. No me asombra tanto la actitud de este tipo de alumnos como la de sus familias. Ya no es difícil encontrar padres que amparan esos planteamientos e incluso los estimulan, como si el éxito o fracaso de sus hijos fuese el suyo propio. Paradójicamente, este tipo de situaciones parece darse con más frecuencia en familias de clase media donde la comunicación es escasa o brilla por su ausencia, porque los padres están tan obsesionados en sus propios éxitos (personales o laborales) o tan interesados en ganar dinero que olvidan la enorme responsabilidad que poseen como educadores. Y desde luego no educa mejor quien más ampara y protege a sus hijos, sino quien les enseña que el camino para hacerse adulto está lleno de retos constantes que hay que superar; que no hay que derrumbarse ante fracasos parciales; que hay que saber caer y levantarse porque en eso consiste la vida.

Humberto Boccioni: "Dinamismo de un ciclista" (1913).

No hace mucho, uno de esos alumnos me comentaba (como si fuese la cosa más normal del mundo) que veía a su padre cada dos semanas y concluía que apenas disponía de tiempo para hablar con él. ¿Qué puede haber más importante para un padre que el contacto diario con sus hijos? Sí, definitivamente la formación de los jóvenes no debe consistir en satisfacerles todos sus deseos, sino en guiarles para que crezcan, maduren y aprendan de sus errores. Aunque uno de ellos sea un suspenso que se necesita recuperar en septiembre. También para eso está el verano: para estudiar si no se ha alcanzado el suficiente nivel durante el curso. Pero no podemos hacer creer a nuestros jóvenes que viven entre nubes de algodón. Quien actúa así como padre comete un error irreparable. De manera que quienes tengan que estudiar este verano, que lo hagan. No pasa nada. Aprender más es siempre bueno.

Humberto Boccioni: "La carga de los lanceros" (1914-15). Milán.

He ilustrado este comentario, con el que alguna manera cierro el curso escolar, con algunas obras de los futuristas italianos, de quienes escribí aquí hace tiempo, calificándolos como los autores de un arte a toda velocidad. Pero en educación la velocidad y las prisas no son buenas compañías. Cada alumno tiene sus propios ritmos, aunque haya quien se empeñe en querer trazar otros que resultan imposibles. Feliz verano a los estudiantes.

11 julio 2010

AFROCUBISM

RAÍCES  DE LA MULTICULTURALIDAD

¿Donde se está haciendo ahora mismo la mejor música del mundo? Probablemente esta pregunta tiene una respuesta imposible, pero no estaríamos muy lejos de acertar si nos referimos a dos países de distintos continentes: Malí y Cuba. Tan lejos uno del otro y en cambio unidos aquí en un proyecto común: Afrocubism, que hace dos días tuvo su estreno mundial en el festival de La Mar de Músicas de Cartagena.

Hace ya catorce años que el ingenioso Ry Cooder trató de reunir a músicos malienses y cubanos en un disco conjunto, pero la idea tropezó con trabas diversas y aquella iniciativa acabó concretada en el famosísimo Buena Vista Social Club, en el que sólo participaron músicos del Caribe. Ahora el proyecto retoma nuevos bríos y consigue reunir en un disco y en el mismo escenario a siete músicos cubanos y a seis malienses. Entre ellos, figuras de la talla de Elíades Ochoa (guitarra y voz)), Bassekou Kouyaté (n´goni, una especie de banjo africano), Lassana Diabaté (balafón, un tipo de xilófono), Djelimady Toukara (guitarra eléctrica), Kasse Madi Diabaté (voz) y Toumani Diabaté (kora, la versión africana del arpa-laud).

Que el proyecto puede funcionar lo confirma el vídeo de más abajo, que recoge la primera grabación en estudio de la canción "al vaivén de mi carreta", una conocida guajira cubana que aquí suena impresionante  con el contraste de las voces de Ochoa y Madi Diabaté, mientras el coro de los distintos instrumentos marca un ritmo que atrapa a todo el que lo escucha. A fin de cuentas, es innegable que la música cubana hunde sus raíces en África, mientras que en Malí hace ya años que algunos músicos volvieron su mirada hacia esos ritmos que llegaban del Caribe y los readaptaron a sus propias tradiciones e instrumentos.

Con certeza Afrocubism va a tener un largo recorrido, porque viene a confirmar que en esto de la música, como en la vida misma, la multiculturalidad triunfa. El disco llegará en octubre. Queda ya poco. En este vídeo del tubo, con fotos, podéis oir la interpretación de la misma canción en el festival antes citado.
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04 julio 2010

MOAIS

LOS GIGANTES DE LA ISLA DE PASCUA

La isla de Pascua se sitúa en el extremo oriental de la Polinesia, asentada sobre una zona volcánica. Perteneciente a Chile, se trata del lugar con habitación humana más aislado del planeta, a unos 2.000 kms. de la población más próxima. Aunque muchos creen que su nombre originario fue el de Rapa Nui, esta denominación procede de los navegantes holandeses que la descubrieron en 1722 y todavía hoy no existe certeza absoluta del nombre originario de la isla, con el que era conocida por la población autóctona asentada en ella.

Tampoco existe seguridad completa sobre cómo y cuándo recibió la isla la primera ocupación humana. Durante años se defendió la hipótesis de que el primitivo poblamiento era originario de Sudamérica y estaba vinculado a las culturas preincaicas de aquella zona. Hoy, por el contrario, se estima más probable que los primeros habitantes llegaran a la isla desde algún lugar de la Polinesia, aprovechando los conocimientos sobre navegación en alta mar acumulados a lo largo de generaciones, suficientes para ser capaces de acceder en frágiles embarcaciones a un lugar tan remoto como éste. Esta teoría se basa en las similitudes existentes entre la lengua originaria de Pascua y la de otras islas polinésicas, así como en la existencia de rasgos culturales comunes. En todo caso, se estima que la primera ocupación de este promontorio volcánico de 160 kms. cuadrados de extensión debió tener lugar en torno al año 600 d.C.

Al aislamiento del medio físico corresponde también el de la primera sociedad humana establecida en la isla, de forma que resulta aún más asombroso que aquellos primeros habitantes de Pascua, alejados del resto del mundo y organizados en estructuras tribales y clánicas, fueran capaces de crear en pocos siglos una elevada cultura, cuyo rasgo más sobresaliente es sin duda alguna la creación de grandes esculturas de piedra, los moais, con un tamaño medio de 4,5 metros  y un peso entre 40 y 60 toneladas (aunque el Moai Paro - a la izquierda del texto- alcanza los 9,89 m. y pesa 84 Tm.). Sin embargo estas obras no pueden considerarse de forma aislada. Por lo general se enmarcan dentro de un proyecto más amplio que contemplaba la construcción de una plataforma monumental pavimentada (o ahu) sobre la cual se colocaba un grupo de estas esculturas gigantescas que probablemente representaban a los dioses locales o a los antepasados de los diversos grupos, de manera que podemos ver en todo ello un claro trasfondo religioso.

Existen en la isla de Pascua casi tres centenares de ahus, en su mayoría ubicados en lugares próximos a la costa, aunque en algunos de los situados en el interior parecen prevalecer consideraciones de tipo astronómico. En caso de necesidad la plataforma era ampliada y se le añadía nuevos moais, lo que venía a demostrar el poder de la familia o grupo que levantaba el conjunto, en cuyas proximidades se localizan a veces depósitos funerarios.

Este desarrollo de la escultura monumental (que algunos denominan megalítica) debió tener lugar en un amplio periodo comprendido entre los años 900 y 1700 d.C., lo que confirma la amplia pervivencia de las tradiciones locales, las cuales dieron lugar a la elaboración de unas mil esculturas, todas ellas realizadas en las distintas piedras volcánicas de la isla. Los arqueólogos han documentado una última fase en la que algunas de estas estatuas fueron destruídas intencionadamente.

Más de la mitad de la piezas procede de la misma cantera: en ella se cortaban los bloques de piedra y alí mismo se tallaban las obras, que a continuación se trasladaban a sus asentamientos definitivos. Aunque existen varias tipologías de estatuas, la estética común responde  a un tipo bastante geométrico en el que la cabeza suele ser exageradamente grande y se cubre a veces con un sombrero, colocado a posteiori. En ella se concentran los detalles más significativos, tales como una nariz alargada, unos labios finos o unas grandes orejas. Se completaban también con otros rasgos de la anatomía humana (extremidades, pectorales, ombligo) y en algunos casos con el atisbo de una mínima vestimenta. Ya en su lugar definitivo, el moai eras revestido de una capa de pintura, por lo común de color rojo.

En fin, parece que hacia fines del siglo XVII la población de la isla entró en una fase de rápida decadencia, como consecuencia de un desastre ecológico vinculado a un fuerte proceso de deforestación. En ese contexto de crisis final debe situarse el episodio de la destrucción o derrumbe de muchas de las estatuas, que quizás venían a representar también la autoridad de la clase dominante. Pero las que quedaron en pie siguen mirando al infinito, como hacían desde siempre. Rasgo verdaderamente humano. 

Para documentarse en profundidad sobre la isla de Pascua y sus moais, nada mejor que acudir a este sitio de la Universidad de Valparaiso, con excelentes contenidos. En inglés, esta es la Web del proyecto de recuperación de las estatuas de la isla y esta otra página tiene también interesantes informaciones.
 

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