CAZANDO A LA CARRERA
Pocos milenios después de que los grupos humanos de cazadores y recolectores del Paleolítico Superior nos dejasen abundantes evidencias de su capacidad artística en las cuevas de la zona franco-cantábrica, comenzó a desarrollarse en otras áreas de la Península Ibérica una variedad de arte parietal bien distinta de la anterior. Se trata de la denominada pintura rupestre levantina. Debemos comenzar aclarando que el calificativo de levantino aplicado a este tipo de manifestaciones artísticas no resulta del todo adecuado, pues podemos encontrarlas en una amplia franja próxima al Mediterráneo que comprende no sólo el Levante español, sino también algunos sectores del sur de la península, extendiéndose hasta la provincia de Cádiz.
Superior: representación de un arquero en marcha. Abrigo de Olivanas (Teruel). Hacia 7.000-4.500 a.C. Calco (izquierda) y fotografía (derecha).
Por otra parte, y desde el punto de vista cronológico, como ya hemos señalado este arte rupestre es posterior al franco-cantábrico. Mientras éste se asigna al Paleolítico Superior, la pintura levantina se sitúa en una franja temporal que corresponde a los periodos Epipaleolítico, Neolítico y Edad de los Metales, con una cronología que puede establecerse entre los años 8.000 y 1.000 a.C., aunque existan grandes discrepancias entre los expertos dadas las dificultades de datación de las obras. Coinciden esas fechas con una etapa en la que el clima pasa a tener ya algunas de las características todavía vigentes, de manera que podría afirmarse que el arte levantino se desarrolla cuando la Edad del Hielo ha quedado atrás.
Cacería de ciervos. Cova dels Cavalls (Castellón). Hacia 5.000 a.C.
Tal vez esa mejora del clima pueda ponerse en relación con otra característica de la pintura rupestre levantina, referente a su localización. Las obras no aparecen ahora en el interior de cuevas, a veces a grandes distancias de la entrada, sino en abrigos rocosos de escasa profundidad a cuyas paredes llega sin dificultad la luz natural, lo que en muchos casos explica el mal estado de conservación de las representaciones, que ahora se limitan a la pintura, abandonándose la técnica del grabado casi por completo.
Pero lo más llamativo de la pintura levantina es su carácter narrativo: nos encontramos ahora con escenas variadas (caza, lucha, danzas, vida cotidiana) en las que el característico naturalismo de la etapa anterior resulta en parte sustituido por una cierta tendencia a la estilización de las figuras, que quedan reducidas a sus rasgos fundamentales (llegando en ocasiones al esquematismo) y suelen estar pintadas en un único color. La vivacidad de la escena se acentúa además por la idea de movimiento: es frecuente encontrar grupos de animales o de cazadores y guerreros en plena carrera. Precisamente, la incorporación de un amplio repertorio de figuras humanas de ambos sexos en estas representaciones (habitualmente, de tamaño reducido) es otra de las características fundamentales del arte rupestre levantino.
Superior: Representaciones del abrigo de Cogul (Lérida). Hacia 7.000-5.000 a.C. Inferior: detalle de la danza fálica del extremo inferior derecho.
Finalmente, deberíamos interrogarnos acerca del trasfondo social al que estas pinturas hacen referencia. En este sentido, un gran número de representaciones nos muestran una sociedad en la que se mantiene el sustrato paleolítico, con actividades depredadoras entre las que predomina la caza. Otros elementos evidencian la existencia de una mínima jerarquía social, con la presencia de jefaturas de caza o de guerra y es bien posible, además, que los abrigos que albergan las pinturas tuviesen una consideración de santuarios. Sin embargo, tenemos constancia de que muchas de estas obras fueron realizadas cuando estos grupos humanos manejaban ya las primeras actividades productoras (agricultura y ganadería), características del Neolítico, las cuales, sin embargo, no se incluyen entre las representaciones. Quienes pintaron en estos abrigos del Levante y el Sur de España prefirieron hacer referencia a actividades practicadas desde hacía ya muchos milenios. La fuerza de la costumbre.
Aunque no conozco ninguna obra de síntesis sobre este tema en Internet, en este portal, aún en proceso de elaboración, encontraréis diversas informaciones sobre el tema del "arte rupestre del arco mediterráneo", que podéis completar con la visita a este otro, dedicado al "arte sureño". Por otra parte, y como ejemplos de estudios monográficos podéis visitar esta página, dedicada al abrigo de Cogul, y esta otra, centrada en las pinturas rupestres de la provincia de Teruel.
Recolección de miel. Cueva de La Araña. Bicorp (Valencia). Hacia 6.000 a.C. Izquierda: fotografía. Derecha: calco de la imagen.