El edificio que hoy comento es para mi un viejo conocido. Lo visité por primera vez siendo estudiante de los últimos cursos de la universidad, hace ya más de treinta y cinco años. Aún conservo viejas fotografías en blanco y negro que atestiguan el mal estado en que entonces se encontraba. He regresado luego otras veces allí por pura nostalgia de esta zona, la Sierra de Huelva, así que he ido comprobando cómo progresaba lentamente la restauración del templo y cómo avanzaban las excavaciones del yacimiento arqueológico que lo circunda. Ahora estoy otra vez en el Llano de San Mamés, a los pies de la población de Aroche y muy cerca del río Chanza, que baja caudaloso en este invierno de días lluviosos como el de hoy. Tiene esto, en cambio, la gran ventaja de la soledad, tanta que hasta la iglesia está cerrada y quien se ocupa de su custodia sale a abrirla desde un automóvil en el que se ha refugiado tratando de huir de la humedad que todo parece inundarlo.
Son ya pocos los que dan a esta iglesia su denominación originaria de San Pedro de la Zarza y muchos más quienes la conocen como ermita de San Mamés, porque hasta aquí traen una vez al año al santo patrón de Aroche, en animada romería. Pero, dejando aparte devociones locales, me atrae más el propio edificio y la interesante historia del lugar en el que se encuentra. Aquí, en plena Beturia céltica, se levantó a mediados del siglo I d.C. la ciudad romana de Turóbriga, cuyo foro está literalmente a las puertas de la ermita, de la que se sospecha que aprovechó para su asentamiento las ruinas de una basílica romana de la que, en cierta medida, heredó la planta.
Izquierda: portada de la Epístola. Derecha: portada del Evangelio.
Pero este templo tiene más cosas que lo hacen tan atrayente. En el exterior puedo recrearme en sus portadas. La de los pies, bajo la torre; la de la nave de la Epístola, con su sencillo arco apuntado con alfiz; y, sobre todo, la de la nave del Evangelio, hecha en ladrillo y con un marcado alfiz sobre el arco apuntado y angrelado. El ladrillo es también el material empleado en los arcos ciegos de medio punto que decoran exteriormente al trano rectangular del ábside, el cual, por cierto, se remata en una preciosa ventana ajimezada, con arquivolta de arco túmido angrelado. ¿Es posible mayor muestra de mudejarismo en esta ermita?
Izquierda: arcos ciegos del primer tramo del presbiterio. Derecha: ventana ajimezada del ábside. Inferior: pinturas murales del interior del templo. Izquierda: San Cristóbal. Derecha: decoración de un pilar.
Pero este templo tiene más cosas que lo hacen tan atrayente. En el exterior puedo recrearme en sus portadas. La de los pies, bajo la torre; la de la nave de la Epístola, con su sencillo arco apuntado con alfiz; y, sobre todo, la de la nave del Evangelio, hecha en ladrillo y con un marcado alfiz sobre el arco apuntado y angrelado. El ladrillo es también el material empleado en los arcos ciegos de medio punto que decoran exteriormente al trano rectangular del ábside, el cual, por cierto, se remata en una preciosa ventana ajimezada, con arquivolta de arco túmido angrelado. ¿Es posible mayor muestra de mudejarismo en esta ermita?
Izquierda: arcos ciegos del primer tramo del presbiterio. Derecha: ventana ajimezada del ábside. Inferior: pinturas murales del interior del templo. Izquierda: San Cristóbal. Derecha: decoración de un pilar.
No hay mucha información en la red sobre esta ermita. Si acaso mirad esta página con algunos datos básicos y la información sobre Aroche que figura en esta otra.
2 comentarios:
Excelente descripción de la agradable ermita. Excelente visita... Resta por comentar la ciudad romana...
Aco: tu visita es toda una agradable sorpresa. Saludos cordiales y hasta pronto. JDC
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