A comienzos de 1946 el mundo dejaba atrás los horrores de la Segunda Guerra Mundial y se adentraba en una nueva época, la del enfrentamiento entre los bloques: la Guerra Fría.
En ese mismo momento, en la ciudad de Nueva York un pintor escasamente conocido comienza su transición hacia un nuevo periodo. Hasta entonces Mark Rothko ha pasado por diversos estilos; desde su realismo originario, ha estado bien cerca del expresionismo y, luego, ha realizado numerosas obras de claro matiz surrealista. Pero el artista no parece encontrarse del todo satisfecho con este tipo de obras, considera que debe buscar en sus cuadros esa "expresión dramática" que a su juicio debe transmitir el arte.
Mark Rothko: "Sin título” (1946). Bále, Suiza.
Mark Rothko: "Sin título" (1947). Washington. // "Sin título-17" (1947). Canberra (Australia).
Y es así como Rothko da un fuerte giro a su pintura. Las escenas surrealistas desaparecen por completo y se inicia su aproximación al expresionismo abstracto, corriente con la que ha tomado contacto a través de su amigo Clyfford Still. A partir de ahora, y durante unos tres años Rothko trabaja en la realización de multiformes, dentro de lo que se considera como "periodo de transición" hacia su etapa clásica, por la que acabaría siendo mundialmente conocido.
En esencia un multiforme no es sino un cuadro en el que se yuxtaponen de manera diversa distintas manchas de diferentes colores que frecuentemente se cruzan entre sí, se invaden unas a otras como si convivieran mal, pareciendo representar una especie de caos primigenio en el que todo está por ordenar, aunque toda referencia figurativa ha desaparecido de la obra. Encontramos en los cuadros tanto formatos verticales como apaisados y en general las dimensiones son amplias, como si Rothko necesitase un mínimo de superficie para desarrollar esa idea de exploraciòn del sentido de la pintura que los multiformes evocan claramente.
Pero del caos acaba saliendo la luz y a lo largo de estos años del periodo de transición podemos apreciar como los multiformes de Rothko van experimentando un lento proceso de simplificación, de búsqueda de un cierto orden. No es, en cualquier caso, un proceso lineal; hay por el contrario un ir y venir, como si las búsquedas del pintor no diesen siempre los resultados esperables. En este caso la pintura de Rothko nos deja ver con meridiana claridad las inquietudes de su pensamiento respecto al Arte y la vicisitudes de su propia vida.
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Mark Rothko: "Número 19" (1949). Chicago. // "Número 10" (1949). Washington. // "Número 11/ Número20" (1949). Nueva York.
Mark Rothko: "Número 19" (1949). Chicago. // "Número 10" (1949). Washington. // "Número 11/ Número20" (1949). Nueva York.
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Sin embargo, en 1949 la tendencia se consolida, el número de colores en cada cuadro se reduce de manera significativa y las manchas son ya verdaderos "campos de color": han adquirido más consistencia geométrica, están más ordenadas, no parecen combatir unas con otras, sino que por el contrario buscan una cierta armonía, un tipo de orden o de equilibrio que muestra la existencia de determinadas normas internas. Rothko está ya preparado para dar el gran salto. Ese mismo año los campos de color se consolidan y adquieren las trazas que caracterizarían su obra durante el resto de su vida.
Las dos obras de 1949 que acompañan este párrafo ejemplifican bien el final del proceso. A la izquierda el "Número 24" (Nueva York) nos muestra aún el esquema simplificado del periodo de transición. A la derecha la composición "Sin título" (Washington) nos presenta, ya bien definido, un cuadro prototípico del periodo clásico. Comenzaba una de las experiencias pictóricas más rotundas y atrayentes de la pintura contemporánea. Rothko comenzaba a mostrar en sus cuadros aquello que más le interesaba: "expresar las emociones". Y bien que lo consiguió.
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Podéis consultar aquí mismo, en ENSEÑ-ARTE, más artículos sobre la vida y obra de Mark Rothko.
3 comentarios:
su blog es genial
sintetiza academicamente cosas que rondan por internet pero que se encuentran dispersas y sin opiniones muy claras para iniciados (e ignorantes) en el arte.
siga con el blog, a pesar de que sus alumnos ecuentren 1 o 2 obras emocionantes, es algo, de echo creo que es bastante llegar a emocionarse con una pintura por medio de la pantalla.
hace poco vi el "poder del arte" de simon shama (bbc) y quede realmente sorprendido por la obra de rothko.
Hola, Ricardo: muchas gracias por tu opinión. Habrás comprobado que cuando uno "descubre" a Rothko ya cuesta trabajo separarse de su obra.
Saludos cordiales
JDC
En esencia un multiforme no es sino un cuadro en el que se yuxtaponen de manera diversa distintas manchas de diferentes colores que frecuentemente se cruzan entre sí, pandora necklace germany , pandora necklace usa se invaden unas a otras como si convivieran mal, pareciendo representar una especie de caos primigenio en el que todo está por ordenar, aunque toda referencia figurativa ha desaparecido de la obra. Encontramos en los cuadros tanto formatos verticales como apaisados y en general las dimensiones son amplias, como si Rothko necesitase un mínimo de superficie para desarrollar esa idea de exploraciòn del sentido de la pintura que los multiformes evocan claramente.
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