En 1922, tras haber viajado por Italia, un joven holandés llega a la ciudad de Granada y poco después, como cualquier otro turista, visita los palacios nazaríes de La Alhambra. Hasta ese momento, y según los cánones burgueses de la época, nuestro joven puede considerarse en cierta medida como un fracasado. Se llama Mauritius Cornelius Escher (1898-1972) y pertenece a una familia holandesa medianamente acomodada, cuyo padre ha tratado inútilmente de que el hijo cursase estudios de arquitectura. Sin embargo, el joven no parece mostrar interés más que por las artes gráficas (de hecho, posee muy buenas capacidades para el dibujo, sobre todo geométrico) y por los diferentes procedimientos del grabado sobre madera.
Superior. C. M. Escher. Izquierda: "Evolución - II". (1939). Derecha: "Cinta de Moebius - II" (1963). // Inferior: "Metamorfosis - II" (1939-40).
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De forma que podemos imaginar a este joven holandés, tan interesado por el dibujo y la geometría, recorriendo sin prisas las diversas estancias de La Alhambra y mostrándose embobado por el mundo de azulejos, yeserías y alicatados que tiene ante sus ojos. Todo un universo en el que predominan de forma absoluta las formas geométricas de todo tipo, tan características del arte islámico, aunque en esta ocasión resulten concordantes con los gustos e intereses de un joven de los Países Bajos como Escher quien unos días después abandona la ciudad, a la que regresaría otra vez en 1936, sin duda de nuevo atraído por la belleza de las geometrías decorativas nazaríes. Llama la atención además que, pese a encontrarse en plena madurez, el artista continuase viviendo de las rentas proporcionadas por la economía familiar, sin poseer dedicación propia alguna.
La razón de dicha situación personal se encuentra en que, para entonces, Escher se halla volcado por completo al dibujo y, en menor medida, a las diferentes técnicas del grabado. En sus obras predomina obviamente el interés por la abstracción geométrica, sin que ello suponga la completa desaparición de elementos figurativos y naturalistas, pero con tendencia también a la repetición y la seriación, en un esfuerzo constante de búsqueda de la sorpresa. Por otra parte, todo ello viene a desvelar el interés de Escher por las cuestiones de carácter matemático, pese a no haber cursado nunca estudios de esta especialidad. Además, manifiesta una clara capacidad creativa cuando en determinadas seriaciones introduce metamorfosis diversas que conducen a la transformación de los elementos iniciales en otros por completo diferentes.
C. M. Escher: "División regular del plano - VI" (1957).
Pese a todo este acervo de creatividad, no fue hasta los años cincuenta del siglo pasado cuando la obra de Escher comenzó a hacerse conocida y a incrementar su valor, de manera que el artista pudo finalmente independizarse de la economía familiar en la que hasta entonces se había sostenido. Probablemente esta situación tan excepcional de dependencia, manifieste el escaso interés del artista por los problemas de la vida cotidiana y su elevada tendencia a la concentración y la abstracción. Sin embargo, el mismo artista reconocía que había algo de lúdico en las actividades que llevaba a cabo, cuestión que queda bien resumida en su famosa frase: "todos mis trabajos son juegos. Juegos serios".
En definitiva, Escher fue capaz de crear todo un universo personal, empleando para ello fundamentalmente el dibujo y sus capacidades para la abstracción, convirtiéndose así en el maestro de las denominadas figuras imposibles, en las que la realidad, tal como la visualizamos habitualmente, y la ficción, tal como él podría imaginarla, se dan la mano. Y todo ello es la razón de que hoy la obra gráfica del artista holandés siga siendo objeto de la atención de los interesados en el arte o en las matemáticas y provocando asombro en quienes contemplan con cierta atención esos dibujos. Pero ya se sabe, como el propio Escher decía, "asombrarse es la base de la vida".
La Fundación M. C. Escher dispone de una web oficial sobre el artista holandés (en inglés). En español, puede realizarse una visita al Museo Virtual Escher, que dispone de varias salas. Finalmente, para conmemorar el 75 aniversario de la segunda visita de Escher a Granada, se ha organizado en dicha ciudad, una amplia exposición sobre el artista, en dos sedes (La Alhambra y Parque de las Ciencias), de la cual disponéis de amplia información en esta página.
C. M. Escher: "Sol y luna" (1948).
C. M. Escher: "Sol y luna" (1948).
Enhorabuena por tu página. Como estudiante de arquitectura me encanta asomarme de vez en cuando por el mundo del arte. Espero que sigas tratando autores tan interesantes como Escher. Has tenido la sensibilidad que no tuvieron los organizadores de la exposición en Granada de no superponer dos obras para hacer el cartel. Un saludo
ResponderEliminarInteresantísimo y original este post sobre la obra de Escher. Un cordial saludo, Juan Diego.
ResponderEliminarBienvenida esta nueva entrada de tu atractivísimo blog.
ResponderEliminarAunque te vendes más caro últimamente, seguimos a la espera de lo que nos vayas regalando.
No lo dejes.
No te dejes.
Seguimos adelante.
Pues muchas gracias, Paco, por tu visita. Saludos cordiales también para ti. JDC
ResponderEliminar10 años que se pasaron volando en Bibliored, hemos crecido juntos http://bit.ly/BibloRedInst
ResponderEliminarMe encantan los fractales!
ResponderEliminarSinceramente no se si los fractales me gustan o los odio... segun el dia.
ResponderEliminarMaurits Cornelis Escher gecorrigeerd / Maurits Cornelis Escher corregido
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=_aCWF6LcDVk&feature=plcp&context=C463b738VDvjVQa1PpcFOV-7ifx07tx8YavgMQ9FaMDnFNjLsPGqk=
Muy bien hecho el blog, me encanto
ResponderEliminarEn hora buena todo lo que has logrado con este blog se not tu dedicación ante este buen trabajo.
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